The police cry a lot [Volkacio]

Tres

— ¿Qué? ¿Qué pasa? – le preguntó aún de cuclillas mirándolo desde abajo Horacio.

— Yo eh... – El peligrisáceo tenía los mofletes colorados y se le veía preocupado – No puedo seguir con esto. — dijo limpiándose el sudor del rostro mientras trataba de mirar  a los ojos.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— No puedo, realmente no puedo. Eres el hijo de mi jefe. — confesó, tomando su camisa burdeo del suelo y volver a ponérsela junto con su pistolera.— Además, no sé si soy gay —  habló apresurado.

— ¿Y que coño importa eso? no creo que me hayas besado porque eres muy hetero — contestó Horacio algo sorprendido por la situación.

— Te conocí hoy, joder.

— ¿No crees en el amor a primera vista? — dijo algo triste mirando con ojos de cachorro a Volkov.

— qué gilipolles, ostia.

— ¿Me vas a obligar a seguir coqueteando todo el tiempo? – preguntó casi entusiasmado mirándolo con una ceja levantada.

— Joder... — dijo el ruso — no me la vas a chupar, Horacio.

Horacio frunció el ceño, hizo una mueca de tristeza y se cruzó de brazos algo cabreado para luego sacar aire por la nariz.

— ¿Al menos nos volveremos a comer el morro? — preguntó esperanzado el menor. A lo que volkov siguió abotonando su camisa algo serio y mirando abajo como negando sin una respuesta exacta — bueno, sería una pena que mi padre se entere de qué...

— ¿Me estás chantajeando? – cuestionó ofendido y enojado el mayor, posando una mano en su pecho.

— Dale, di que sí — suplicó con una falsa sonrisa.

— Nadie se puede enterar, ¿Bueno? — advirtió arisco el peligrisáceo — si se entera tu padre todo se irá a la mierda.Y no me volverás a ver por aquí.

El de moica rojiza asintió rápidamente de arriba abajo e hizo como que cerraba un cierre en su boca, para luego sonreírle de oreja a oreja a su nuevo lío amoroso.

— Vale, hay que ir, tu hermano debe estar buscándote — dijo Volkov arreglándose su cabello y viéndose el labio mordido por Horacio en un espejo que estaba en una taquilla — ostia... ¿Eres sadomasoquista o algo así?

— ¿Yo? tu eres el que me dejó todo el cuello lleno de chupones. — se excusó Horacio defendiéndose.

— joder... se darán cuenta — pensó en voz alta, acomplejado el mayor y pensante de que hacer.

Se frotó la barbilla y miro a cada esquina de la habitación buscando una respuesta, luego vio la taquilla de su compañera Paola que tenía un par stickers de flores pegadas en su taquilla, se acercó a esta, la pateó con fuerza hasta romper la puertilla y dejando paso libro a su contenido.

— ¿Que hacéis? — le preguntó Horacio curioso.

— Dame un momento.

Estuvo buscando adentro de la taquilla encontrándose algunos libros, cartas de amor, fotografías de ella y su hermana hasta encontrar un bolso. Volkov busco adentro de el hasta encontrarse con un frasco pequeñito color coral. Era base líquida algo morena.

— Esto servirá — dijo tomando un poco de la mezcla espesa en su mano.

— ¿Vas a usar base en mi cuello? — le cuestionó el menor.

— No, es que quiero darme un retoque — dijo este sarcásticamente.

— Ah, vale, yo respeto. — respondió levantando las cejas sorprendido.