Catorce

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Lo que mejor le quedaba a Horacio (además de los colores alegres en su ropa) eran los tiros. Siempre tuvo una facilidad rara para concentrarse aunque la ciudad ardiera en llamas y en este caso su mente era la ciudad.

En cambio Volkov nunca en sus largos años de trabajo en el cnp se había distraído tanto en un código tres, su cabeza era un lío en ese instante. Hace unos días lo único que quería era que Horacio renunciara o se marchara de la ciudad y ahora Greco le llamaba la atención con un; " Despabila coño, que Horacio no se va ir".

Era humillante para él como aquel chico había cautivado toda su atención en tan poco tiempo,siendo que se rumoreaba que Gustabo era el de pico de oro. Por ende su cuerpo no tuvo dudas en exaltarse al escuchar esa voz.

— ¡Abatido! ¡Abatido! — Al ruso se le revolvió el estómago al escuchar los gritos de Horacio por la radio.

— Muy bien, cálmese Horacio.

Unas balas era rapidamente disparadas desde la tienda hacía la calle tratando de abatir a el alumno de policia. Al parecer era el único que quedaba en pie de aquel rango ya que su hermano se encontraba en el suelo.

— Agente caído. — informó el de cresta.

Después de una hora aproximadamente de solamente tiros hacía la puerta sin lograr abatir a ningún atracador, los comisarios decidieron actuar y entrar de golpe.

Greco permanecía duro y seguro de que ganarían este atraco mientras que Volkov, desde que era alumno no se sentía tan nervioso y sosegado por el ambiente, en su cabeza escuchaba a su corazón bombear sangre a todo su cuerpo mientras trataba de concentrarse en sus tiros.

— Horacio, vamos a entrar, asegúrese de que nadie dispare por fuera de la tienda. — ordenó el ruso con la voz temblorosa.

— 10-4.— afirmó.

Greco pateó la puerta y entraron a la licoreria abatiendo a los atracadores del tirón. Al pelirojo asiático que estaba detrás del mostrador y él que se encontraba detrás con la mochila con dinero. Dos balas en la cabeza cada uno.

— Atracadores abatidos. — informó con calma por radio el de barba castaña.

Horacio salió detrás del muro el cual se encontraba escondido y procedió a esperar que ambos comisarios sacaran los cuerpos de los atracadores afuera del local preparado para tomar dnis.

— Disculpe...— tosió en su puño tratando de buscar la atención del alumno.— Horacio.

Este se dio la vuelta y vio al ruso. Estaba con la espalda extrañamente recta y con la cara colorada.

— ¿Nos veremos después de servicio? ¿no?

El de cresta miro al suelo algo inseguro de su respuesta y frunció el entrecejo.

— Si le soy sincero, no sé de que exactamente quiere hablar, comisario. — contestó con un tono amargo.

— Pues, de lo nuestro ya sabe.

— Nuestro — bufó.

— Por favor Horacio.

— ¿De que exactamente quiere hablar? — sacó ya mas calmado.

— Fue algo gilipollas de mi parte haberlo tratado como lo traté . — El contrario enrojeció. — Necesito aclarar las cosas con usted después de servicio ¿Bien?

— Yo...

Antes de que contestara Horacio fruncio su ceño con una mueca algo extraña, empezó extrañamente a temblar y presionar su estómago con dificultad.

The police cry a lot [Volkacio]Where stories live. Discover now