Diez

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— ¿Disculpe? — preguntó atónito el ruso.

— Dime lo que pasó con tu brazo. — pidió por primera vez con seriedad en su rostro y nerviosismo en su cuerpo.

— Horacio. — entrelazó sus manos en un intento de intentar de distraerlo y evitar hablar del tema. — Vamos a casa. — dijo con un tono coqueto.

— No, te estoy pidiendo algo Volkov. — Horacio estaba temblando y le penetraba la mirada de Volkov. — Ayer te traje borracho a tu casa, te escuché cuando lo necesitabas y me preocupe por ti en la mañana, sólo te pido que me cuentes que coño pasó con su brazo Volkov. – era la primera vez que escuchaba a Horacio con tanta autoridad y seguridad en su voz.

— Bien. — hablo con un tono más frio. — le diré si usted me dice que tiene con el doctor muerte. — Horacio le miró extrañado.

— ¿Para que quiere saber eso?

— ¿Es su novio o algo?

— ¿Qué le paso a su brazo? — preguntó mirándole con a los ojos con seriedad.

Volkov bufó, y se mordió el labio.

— Me he abierto con usted demasiado. — pronunció con inseguridad en su voz. — y le conozco desde hace poco.

— Lo sé, Volkov. Creo que es por eso que me agrada tanto. Yo confío en usted, ¿Usted confía en mi? — le miró esperando una confirmación.

La expresión de Horacio que le miraba con sus grandes ojos llenos de entusiasmo y empatía; no le pudo evitar causar algo de ternura a el ruso. Su coraje no daba para decir que no.

— Confió en usted, Horacio. — Tomó sus manos con suavidad. El contrario sonrió. — Es un tema algo duro para mí.

— No le quiero presionar, es sólo que... — mordió su labio de lo afligido que se encontraba. — Quiero saber si se encuentra bien.

— Hombre, pues... — respondió inseguro. — Le voy a contar pero quiero que sepa que es un tema sensible para mí.

Horacio asintió y procedió a mirarle con atención.

— Hace dos años murió mi hermana en un accidente de auto. — contó sin poder mirar a los ojos a el contrario que le miraba y escuchaba con toda su atención.
— era la última familia que me quedaba y pues yo, me quedé sólo. — tragó saliva de los nervios. — tomé un revólver y intenté comerme una bala. — le confesó con la nariz ya roja y los ojos cristalinos.

— Volkov... — Horacio apretó más su mano y su respiración se agitó.

— No había balas. Intenté darme otra oportunidad y busque un trabajo en el cnp. — botó el aire.— Conocí a su padre y a Ivanov y pues. Ya sabe lo que pasó. — Su cara se humedeció y miró a Horacio tratando de aguantar las lágrimas. — lo del brazo pasó hace un mes, su padre me salvo de desangrarme.

— Volkov, escúcheme. — le mencionó secando sus lágrimas. — usted no está sólo ¿Me escucho? a la gente buena le pasan las peores cosas.— secó el rostro del mayor que ya se encontraba húmedo.

El ruso le dio un abrazo con suavidad para comenzar a llorar en el hombro del mas bajo. Se hubiera quedado en los cómodos brazos de su contrario si no fuera porque tenía unas ganas inmensas de besarle, de besarle todo el rostro.

Empezó a rozar sus labios y acariciar su mejilla con suavidad mientras Horacio se le estremecía todo el cuerpo conteniéndose las ganas por tirarse encima del mayor que ya se encontraba algo sonrojado por toda la situación. Se separó lentamente de los labios de su mayor sin dejar de verlos con una sonrisa.

The police cry a lot [Volkacio]Where stories live. Discover now