#1 El regreso.

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1 año después.

Narradora Omnisciente.

Era un día ventoso, con el cielo nublado y hojas en el suelo. Afuera no había gente, ni aves, ni autos. Todo parecía estar en silencio, ni siquiera el ruido de alguna radio vieja o el sonido de algún ronquido de los vecinos. Así se veía el día desde los ojos de Jade, que se habían vuelto un poco más grisáceos debido a su humor.

Había días en los que estaba realmente bajoneada, decaída y todo porque Tori no estaba con ella. Su linda novia se había ido de viaje por estudios y solo se podían ver por videollamadas. Además, la de ojos verdes hace poco se había enterado que el vuelo de regreso de Vega se había atrasado.

Jade estaba caminando por las calles, como ya dije, la única persona de por allí que estaba afuera. Casi que arrastraba sus zapatos al caminar. No tenía ganas de mucho.

Se había perdido en sus pensamientos, y una ola helada de viento la hizo reaccionar, dándole un escalofrío.

Maldición, ¿en dónde me vine a meter? Se dijo ella mirando hacia todos lados.

Ese no era su vecindario, ni siquiera algún vecindario que estuviera cerca de su casa.

Volvió a buscar su celular para encender el GPS. Mala idea porque se apagó al instante por falta de batería.

¡Diablos! Gruñó, guardando el aparatito en su bolso y volviendo a darle una mirada rápida al lugar en el que estaba.

No se hizo de rogar y siguió su instinto, intentando no pensar en lo mala que es haciendo eso.

Caminó y caminó con un rumbo claro; debía volver a su hogar, pero el problema era como.

Rió amargamente al saber que tardaría en hacerlo. Colocó sus manos pálidas en los bolsillos de su chaqueta y avanzó algunos pasos más.

Un ruido. No había escuchado ninguno otro más que el de su voz interna en su cabeza, así que eso la ayudó un poco a orientarse. Podría buscar a alguien, preguntarle por una calle y problema resuelto.

Giró en una esquina y allí vio a un grupo de gente hablando, hasta donde estaba Jade llegaba un olor entre alcohol y cigarros.

A decir verdad, la gótica no le tenía miedo a muchas cosas, más bien rechazo u odio. Y esas personas le causaban eso. Tragó saliva y se acercó a ellos firme, apretando la tela de adentro de sus bolsillos.

Ey, ¿quién es esa? Empezó a escuchar los murmuros de las personas cuando la vieron.

El olor era asqueroso y por más que la gótica no quería demostrarlo, su cara habló por su cuenta.

¿Alguno de ustedes sabe donde queda la calle Gran General? Preguntó ella, mirando al más grande de los tipos que estaban sentados por ahí.

Si. Está algo lejos, damita. Los demás rieron ante la manera en la que dijo ese apodo. Jade solo frunció el ceño con desagrado. Te tomas el tren que está a 3 o 4 cuadras de aquí y te bajas en Shiltone. Luego, caminas 6 cuadras derecho y listo. Habló el hombre sin parar de sonreírle groseramente.

Gracias. Cortó ella asintiendo, repitiendo las indicaciones del hombre en su cabeza. Luego se volteó y empezó a caminar.

La próxima ponte algo más escotado... linda. Le gritó él. Ella se volteó e hizo una sonrisa maliciosa.

Levantó su remera y mostró su brasier negro. Luego la bajó y le levantó el dedo medio con odio.

Todo lo que ves tiene dueña y jamás jamás jamás lo tendrás. Sonrió al ver la cara de odio que pusieron él y sus amigos. Viejo idiota. Gruñó para luego irse con velocidad.

Se tomó el tren y luego caminó las seis cuadras con un malestar en su estómago y garganta horribles. Ella podía enfrentar cara a cara a idiotas, pero no implicaba que no le dolía.

Llegó a su casa. Abrió la puerta dando un suspiro. Tiró su abrigo y se dirigió al baño a lavarse las manos y rostro. Siempre mirando al suelo, fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua con dos cubitos de hielo.

Bebió de un sorbo y lo apoyó en la mesa. Miró derecho, sonrió.

Si no fueras mi novia te envidiaría. Tori Vega, la mitad latina estaba parada enfrente y un tanto lejos de ella, recostada en el marco de la puerta que unía el living de la cocina. Ambas sonrieron a la vez. Digo, te ves hermosa haciendo de todo.

¿Qué haces aquí? Preguntó sorprendida y con una sonrisa que solo Vega podía causar en ella.

Solo bésame, amor. Rió estirando los brazos. Jade no se hizo de rogar y se acercó a ella uniéndose en un lindo beso. Te amo, te amo, te amo, te amo. Susurró Tori con ternura, abrazando a su novia apoyando rostro en su clavícula.

Yo más, chiquita. Yo más. West le devolvió el abrazo con más fuerza para luego volver a darse besos. No vuelvas a irte, eh. Habló con un puchero.

Nunca más. La abrazó, para luego ir al sofá a ver Netflix.

Se sentaron, Jade rodeó con el brazo los hombros de su novia, mientras ella agarraba el control remoto y buscaba una serie.

Apropósito, yo sin duda te quiero linda, pero, ¿cómo entraste? No quiero tener una ventana rota en mi casa. Comentó con gracia.

Me dejó entrar tu hermano. Dijo que no lo esperes. Respondió ella, para luego darle un beso en la mejilla.

La gótica solo asintió y agarró una manta muy grande que estaba en el sofá. Las tapó a ambas y se acurrucaron a ver la televisión.

Solo tú me haces feliz. TERMINADA.Where stories live. Discover now