#17 La persona más importante en mi vida.

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Narradora Omnisciente:

La gótica no podía articular palabra. Estaba petrificada. Sentía un nudo que empezaba en su garganta y terminaba en su estómago.

¿C...cómo qué? N-no... Tomó aire por la boca. Su hermano empezó a sollozar, como si tratara de liberarse del transe, aún desconcertado. Era como si les hubiesen tirado un balde de agua helada.

Acaban de llamar de la clínica. Respondió en un hilo de voz y la boca pastosa. Sus ojos estaban secos y a cada lágrima ardían. Estaban volviendo para aquí. Un... un accidente. El avión... solo... Movió su cabeza de lado a lado. Cayó.

Jade solo miraba la escena. Estaba aturdida. No soltó lágrimas, no tuvo reacción. Sentía las palabras de su padre retumbando en su cerebro. Recordaba cada trato, cada maltrato. Cada caricia, cada golpe... Todo volvía a ella. Esos recuerdos que intentó borrar seguían allí, lúcidos.

No... Carraspeó su garganta. No podemos quedarnos aquí. Sacudió su cabeza, silenciando cada maldita voz de su subconsciente. Vamos a la clínica, Steven. Se quiso acercar a su hermano.

¡¿A tí no te duele nada o qué?! Preguntó él, alarmado. No lloras, no te enojas, en verdad no te entiendo. Steven apretó la mandíbula. ¿No hay nada ahí dentro? Señaló su pecho, donde está ubicado el corazón. ¡Acaban de morir nuestros padres! ¡Nos quedamos huérfanos! Puso la palma de su mano mirando hacia arriba y la otra era golpeada por esta en la parte de afuera, cada vez que había un espacio entre palabra y palabra.

¿Y tú crees que este es un buen momento para llorar? ¿Quieres que me arrodille y empiece a golpear las paredes como una imbécil? ¿¡eh?! Gritó esta, extendiendo los brazos.

Quiero que sientas. Que expreses. Que no seas tan fría, tan Jade. Habló acercándose a ella. ¡Quiero que por una vez hagas lo que sientas y no lo que tu tan calculador cerebro te dice, carajo! Pisó el suelo fuertemente.

¡Reacciona! Le pegó una bofetada haciendo que se tambalee. Esto no es un puto show dramático en el cual rompemos cosas y se arregla todo siendo una persona patética. Ahora iremos a la clínica y despediremos a las personas que nos criaron. Punto final. Y si no te gusta te quedas y se acabó. Exclamó fríamente frunciendo el ceño mientras él aún se pasaba la mano por la mejilla golpeada.

Bien. Pero si en algún momento no te libras de tus demonios te va a ir muy mal, Jadelyn. Cortó él, para luego pasar por su lado, abrir la puerta, tomar las llaves. Cambiate la ropa y luego nos vamos. Y luego se fue azotando la puerta.

La gótica tragó saliva. Su mente estaba tan fría las 24hs, que sentía una mínima dosis de calor y se bloqueaba. Se vistió y salió. El viento fuerte de la madrugada no le molestó. En cierto punto pensó que era renovador.

Steven arrancó el auto, de lo furioso que estaba con el mundo, sus tendones y venas de las manos y brazos se notaban cuando usaba el volante.

Mientras tanto la West menor miraba un punto fijo de la ventana, intentando anextesiarse de cualquier sufrimiento posible.

Llegaron y no había nadie. Muy pocos enfermeros y pocas personas.

Busco a Mike y Elena West. Somos sus hijos. Gritó Steven. Jade rodó los ojos, sutil manera de entrar a ese lugar.

El médico está en el pabellón C piso 5. Habló una enfermera con rasgos asiáticos.

Gracias Pucca, adelante Steven. Jade corrió por la escalera, al igual que su hermano.

Solo tú me haces feliz. TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora