#7 Me amas.

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Narra Jade.

Eran las ocho de la noche en punto, me puse unas cómodas botas, con una chaqueta de cuero y una remera negra tirando a azulada abajo. Mi cabello esta vez estaba lacio, por momentos me gustaba que este así. Y para darle algo de color me puse unas mechas de color violeta. (Sí, mucho color).

Pasé por la puerta de Tori, estacioné el auto y bajé, acomodando un poco mi atuendo. Toqué la puerta dos veces, y me recosté en el marco de esta a esperarla.

Abrió. Estaba muy hermosa.

Tenía unos jeans clásicos, una remera blanca con un escote fino, unos aros redondos y el labial rojo. Su cabello tenía algunas ondas y sonreí un poco al saber que tenía una mecha de color violeta que yo le regalé en algún momento.

Esa específicamente

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Esa específicamente.

En fin, la saludé con un beso y fuimos al auto.

Extraño tu moto. Dijo ella, sentándose.

¿Estás diciendo que mi auto es asqueroso? Respondí, ya preparada para tomar el volante.

No, no digo eso. Solo digo que por lo menos en tu moto podía abrazarte. Pequeña idiota, hace que me ablande al instante.

Ah. Lindo. Respondí, mirándola cortamente. Sí, no era buena expresando mis sentimientos, pero ella sabe que la amo.

Apreté el pedal y arranqué.

¡Espera! Gritó, poniendo su brazo en mi pecho, solo nos movimos un poco para delante y luego para atrás por el impulso del auto frenandose en seco.

¿¡Qué?!

Ponte el cinturón. Ordenó, con un leve puchero.

¿Disculpa? ¿Me estás ordenando algo? Pregunté, mirándola con picardía.

N... yo, mm. Su voz patinó. Digo, sí, si, es para cuidarte. ¡Así que ponte ese cinturón ahora, West! Lo señaló.

De mala gana accedí. Y para fastidiarla, volví a conducir sin mirarla, tirando bufidos de vez en cuando.

¿Grité mucho? Perdón, ey, Jade, perdón. Tomó mi brazo, que estaba en la palanca de cambio.

No demoré en sacar una sonrisa con ternura. La miré al terminar de estacionar.

Estuviste... decente. Me hice la seria.

Te quiero. Agarró mi rostro y me llevó hacia ella, dándome un beso.

Salimos y fuimos al cine a ver una película. Lamentablemente, la película fue romántica, de esas increíblemente leeentas, que el final es más predecible que la mierda.

Hice un gran esfuerzo por no quedarme dormida; deseaba que algún personaje salga con una metralleta y mate a los protagonistas. Claramente no ocurrió.

Solo tú me haces feliz. TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora