Solo tú me haces feliz. TERMINADA.

#8 ¡Usted no la ama!

Narradora Omnisciente:

¡Mamá! Se quejó la mitad latina, soltándose del agarre de la mencionada. ¿Cómo la vas a tratar así? Fue un accidente. Gritó, acomodando su cabello bruscamente.

¡Jade condujo mal y chocó un auto! ¡Puso tu vida en peligro! Holly, quien hace 10 segundos había arrastrado a su hija hacia adentro de la casa, estaba con el rostro rojo de la rabia.

¡Yo conduje el auto! Y segundo, en el auto estábamos ambas, así que ambas pusimos nuestra vida en peligro. Movió sus brazos, en señal de desesperación.

Se escuchó la risa de Trina. Las chicas se voltearon a verla. Estaba sentada en el sofá, con los pies sobre la mesa ratona y arriba de sus muslos, la notebook.

¿Estás en videollamada... ahora? Susurró Tori con vergüenza en su voz.

Cállate Tori, estoy en llamada, ¿hello? Contestó esta, volviendo su mirada a la pantalla. Era una videollamada con Alce.

Hola Tori y Holly Vega. Saludó amable el chico rubio, moviendo una de sus manos.

La madre bufó un poco, y poniendo buena cara se acercó al lente.

Hola muchachito, es un mal momento para llamadas... Trina la miró y se levantó de un golpe con el aparato en sus manos.

Iré a mi cuarto, mi familia es un infierno. Rodó los ojos y subió las escaleras.

Ahora sí, basta hija, esto no se discute. Estoy completamente segura de que solo lo dices para cubrirla, y no te funcionará. Iba a irse, pero Tori siguió hablando.

Ella lo hizo para cubrirme. Ella. Aclaró, achinando sus ojos. Luego, suspiró con fuerza, poniendo sus manos sobre su rostro. Yo, manejé. Yo, estacioné mal, y yo choqué los dos autos.

Y si te crees tan genial, tan victoriosa... Su hija negó con la cabeza. ¿Por qué lo hiciste? Eres nuestra hija menor y eres correcta, amable, perfecta...

Hubo un silencio.

¿Y si no? Chocaron miradas. Tori se acercó a pasos lentos a su madre. ¿Y si no soy, tu hija "perfecta", madre? ¿Y si no, quiero serlo?

¿Qué dic...?

¿¡Y si nunca lo fui, madre?! Estaba al borde de las lágrimas. Se tiró al sillón, sentada. No quiero ser la hija perfecta, no lo soy. No me gusta. Habló, en un hilo de voz.

Siempre fuiste la hija perfecta que toda madre y todo padre quiere tener. Se agachó y la tomó del mentón. ¿Acaso no lo ves? Esa chica.

Tiene nombre. Se llama Jade. La interrumpió.

Lo que sea. Movió su cabeza. Te está apartando de nuestra familia, te está corrompiendo. Todo esto yo dije que iba a acarrear a algo malo...

La Vega menor frunció el ceño.

No entiendo, ¿qué acabas de decir?

Lo que oyes. Hija, esto pasa por experimentar con chicas, tú debes estar con chicos, cariño. Se levantó de su lugar, la menor imitó la acción.

¡Mi relación con Jade no es un experimento! Las lágrimas que intentaba ocultar salieron sin dificultad.

Eso lo veremos. Justo después, se escuchó el ruido de la puerta abriéndose. David, que susto. Se acercó a su marido, quien tenía una expresión confusa en su rostro al ver a su hija llorando.