#2 Las opuestas que se atraen.

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Narradora Omnisciente.

La luz que iluminaba el ambiente del living de West la despertó. Abrió los ojos lentamente y poco a poco apareció un dolor en su nuca, espalda y brazos. Levantó su cabeza y vio la escena. Se ve que ella y Tori se durmieron allí en el sofá.

Miró su reloj de mano levantando su brazo, cuidando de no mover la cabeza de Tori, que estaba apoyada en el.

Mierda. Pensó. Ya era tarde para ir a la escuela.

Le dio una mirada al rostro de su novia que esbozaba una sonrisa, pero seguía profundamente dormida. Se levantó de allí y acomodó más la manta que estaba envuelta en ellas y tapó a Vega.

Fue al baño y cepillo sus dientes. Luego se dio una ducha. Salió del baño con una toalla en sus hombros para evitar que se moje su ropa. Volvió al living. Justo notó como Tori abrió débilmente un ojito. Sonrió y corrió hacia ella, tirándose sobre ella.

¡Aaah! Gritó esta riéndose; no se lo esperaba.

Tori desde abajo la envolvió con sus brazos y la gótica solo le dio un beso en la frente.

¿Qué hora es? Preguntó la mitad latina buscando una ventana con su mirada.

Las 10:30, dormilona. La fastidió sacándole la lengua, para luego levantarse e ir a la cocina.

¿Cómo dices que dijiste? Preguntó para luego hacer una risa tonta. Esa Hannah es espectacular. Volvió a reír negando con la cabeza.

Jade frunció el ceño y luego tensó la mandíbula al escuchar ese comentario.

Bueno, anda, prepárate y vamos a la escuela. Dijo ella, aguantando los celos como pudo.

¿Y tú qué tienes ahora? Vega levantó una ceja acercándose a ella.

Nada, nada, solo... Carraspeó la garganta. Me duele el cuerpo. Dormí en una mala posición. Habló, moviendo el cuerpo débilmente.

No era mentira, sí le dolía el cuerpo, pero no estaba así por eso. Todo por los malditos celos.

¿Segura que es por eso? ¿O porque hablé de Hannah? Vega la miró a los ojos, haciendo que Jade aprete un poco más el ceño, con enojo.

Claro que no. Negó, mintiendo. Quiso pasar para ir al baño, pero sintió el brazo de Tori agarrarla con ternura.

Ay no te pongas así, fue un comentario chiquito. Unió las puntas de sus dedos pulgar e índice. Te amo. Sonrió, agarrando su cabeza poniéndose en puntas de pie y le robó un pico.

Yo no. Bromeó, haciendo que la mitad latina sonría. Ahora anda, vamos a la escuela.

¡Uggh! Gruñó tirándose al suelo.

¿Y ahora qué tienes? Jade se agachó e intentó tomarle las manos para levantarla, pero fue en vano. ¡Vamos Veegaa! Hizo esos típicos gritos que solo ella puede hacer y dio dos brincos en su lugar, en señal de frustración.

No quiero ir. Un puchero apareció en su rostro.

No me dejas opción. La que estaba en el suelo sonrió triunfante pensando que había ganado la pelea; pero no.

Jade abrió los brazos, haciendo que Tori la abrace. Pero después la apretó fuerte y la levantó del suelo, llevándola hasta su auto como una niña de 5 años.

Las quejas de Tori y los golpecitos en su espalda le levantaron el humor.

Abrió la puerta del asiento del acompañante y la sentó dentro. Su respiración tenía que regularse, así que cerró la puerta dejando a su novia adentro, y para que no se escape, se apoyó en esta.

Maldición y yo pensé que estaba en forma. Sonrió Jade, ignorando a la latina. ¿Está linda la vista desde ahí, Vega? La miró por la ventana, riéndose burlonamente.

Solo recibió un fuck you.

Yo también te quiero, amor. Volvió a mirar el cielo, llenando sus pulmones de aire. Okey, ya estoy limpia. Le dio unos golpecitos al techo del auto y lo rodeó para subirse a este.

Entró y giró la cabeza para ver a su novia que tenía un puchero y con los brazos cruzados.

No entiendo porque te enojas, si fuera Ares Hidalgo quien te hiciera eso, seguro te tendría a sus pies. Rodó los ojos y puso el auto en marcha.

La chica que estaba en el asiento del acompañante no pudo aguantar la sonrisa.

Estoy horrible, Jade. Mira mi cabello. Señaló su rostro. No cepillé mis dientes y llegaremos re tarde, ¡Tal vez ni nos dejen entrar!

¿Tomaste algún curso de "como ser la persona más nerviosa que exista", amor? Tori le sacó la lengua com una sonrisa. Justo Jade detuvo el auto por la luz roja del semáforo. Uno, le puedes pedir un peine a Emma. Levantó su dedo índice. Dos, te compraré chicles. Levantó su dedo mayor. Y tres, si no nos dejan entrar, nos las ingeneamos y ya. Le guiñó el ojo, para luego colocar las manos en el volante y seguir camino a Hollywood Arts.

Todo muy lindo, pero, ¿y nuestros bolsos, diosa omnipotente? Sacudió los brazos.

El mio en mi locker, ¿el tuyo, simple mortal?

La mitad latina gruñó, recostando su espalda en el asiento. También en mi locker. Puso sus manos en su rostro y sintió la frenada de Jade para estacionar. Somos muy opuestas, amor. Las señaló a ambas, mordiéndose el labio inferior con una sonrisa cansada.

Las opuestas que se atraen. Le guiñó el ojo y luego se acercó a darle un beso y bajaron del auto.

Solo tú me haces feliz. TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora