Ser un idiota.

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—¿Quién rayos prende el abanico con este clima?

No lo gritó, pero sí habló lo suficiente alto para ganarse las miradas de algunos de sus compañeros, ambas lo ignoraron.

—Mira quien está ahí. —Bella se detuvo justo enfrente del aparato para seguir la vista de su hermana. —Uy, mejor no.

Ambas hicieron una mueca de incomodidad. Hubiera preferido cerrar la boca, así probablemente su hermana no habría visto como Edward Cullen se removía en su asiento mientras tapaba su nariz. Se acercó a ella oliendo su cabello y hombro sin rastro de pena.

—Hueles a frutas. —informó confundida, ¿a quién le daba asco el olor a frutas silvestres? —Y no de las que empalagan.

—Adara, cierra la boca. —le exigió entre dientes.

Ambas tomaron los papeles que el profesor les tendía a cada una. Bella fue la primera en agarrarlos, con un poco más de fuerza de la necesaria, Adara le sonrió al profesor, como disculpándose por su hermana. Ambas caminaron en dirección a la mesa vacía que se encontraba al fondo, Bella caminaba con paso firme.

—Señorita Swan. —ambas voltearon a la vez. —Señorita Isabella, su asiento esta por acá, junto al joven Cullen.

La susodicha giró sobre sus talones, suspirando fuertemente.

—¿Puedo sentarme ahí, profesor? Me siento más cómoda al frente.

—Lo siento, señorita Swan, ya hice el listado. —les mostró un papel completamente en blanco, Adara le lanzó una sonrisita sarcástica. Bella suspiró y caminó a su lugar, no sin antes darle una pequeña sonrisita como diciendo "gracias por intentarlo".

Adara siguió su camino hasta la última mesa del laboratorio, no pudo evitar sentirse agradecida por no tener compañero.

—Muy bien, jóvenes, comencemos. El día de hoy vamos a hablar de planaria, vamos a observar su comportamiento...—unos pequeños golpes a la puerta le interrumpieron. —Adelante, joven, por un momento pensé que no nos honraría con su presencia el día de hoy.

—Lo siento, profesor, tuve un pequeño percance.

Automáticamente levantó la vista al escuchar aquella hermosa voz. Ahí estaba Jasper, luciendo tan tranquilo y hermoso como siempre.

Y si, su "siempre" se basaba en las únicas tres veces que lo había visto.

—¿Así le llamas ahora, percance?

La voz burlona de Edward llamó su atención, pero automáticamente regresó a Jasper, quien tenía una sonrisa sarcástica en el rostro.

—Tome asiento, joven Hale.

Fue en ese momento en que se dio cuenta de lo obvio: solo quedaba un asiento libre y era a su lado. Su corazón latía cada vez más rápido con cada paso que daba en su dirección. Respiró profundamente, tratando de disimular su nerviosismo. Necesitaba controlar su palpitar, sentía que el corazón iba a salírsele y explotaría.

Para su sorpresa, cuando Jasper se sentó a su lado y le dedicó una simple sonrisa, logró sentirse mucho más tranquila, sus mejillas volvieron al natural tono pálido y su corazón bombeaba a un ritmo decente.

—Hola. —susurró. —Soy Jasper Hale. Lamento no haberme presentado antes, tuvimos encuentros muy extraños, ¿no lo crees?

El nerviosismo había pasado, sí, pero cada que el rubio la miraba se sentía atontada, como si una luz cegadora le apuntara a la cara.

—Ah... sí, no fueron mis mejores momentos, usualmente no suelo ser así de torpe, mi hermana es la que carece de destreza motriz. —dijo señalando levemente a la mencionada. Observó como el chico al lado de su hermana seguía con una postura rígida y la mano cubriéndole la cara. —¿Qué carajo le pasa?

Jaspe.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ