Emociones.

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—Has estado más irritada de lo normal.

—Claro que no. —en cuanto vio como Jasper posaba su mirada en ella volvió a hablar: —Si me dices "lo siento... literalmente", lo sentiré más yo porque, literalmente, te golpearé. —el vampiro se abstuvo de calmar por completo. —No sé qué pasa, en realidad, pero tienes razón.

—Siempre la tengo.

Sonrió de lado, tratando de lucir petulante. Lo único que ganó fue una risita burlona y un golpe en el hombro.

—¿Te sientas conmigo? Mi hermana me abandona por un niño bonito. —ambos miraron en dirección a la mesa donde sus hermanos estaban solos.

—¿Así que eso es lo que te tiene irritada? Y yo que pesaba que tenías hambre.

Dejó su charola de comida en la barra solo para darle otro pequeño golpe en el hombro, luego la volvió a tomar y caminó a una mesa vacía, con la esperanza de que Jasper la siguiera, así fue.

—Probablemente creas que te estoy imitando, pero no es así, para nada... es solo que, me siento muy abrumada, tengo la sensación de percibir el sufrimiento y la alegría de las personas, lo sé, suena de locos, pero es horrible, como si todo el peso del mundo cayera sobre mí y solo pudiera estar molesta. —hizo una pausa, estudiando la cara de Jasper. —Olvídalo, se que sueno como una loca.

—No, no, no, para nada. —le sonrió amablemente.

Sin pensarlo ni un segundo, el rubio deshizo el sufrimiento de la humana a su lado, extrayendo toda a esa presión de la que hablaba. El mejor que nadie sabía lo difícil que podía ser tener sentimientos ajenos. No quería que nadie pasara por eso, conocía lo agotador que podía llegar a ser.

[***]

Jasper seguía siendo precavido con su distancia hacia Adara, trataba de estar con ella solo donde sus hermanos pudieran verlo... vigilarlo, mejor dicho. De igual manera, no pasaba mucho tiempo con la humana, solo en la clase de biología y de vez en cuando comían juntos en la hora del almuerzo. Disfrutaba la compañía de Adara, al igual que ayudarla con su estado de ánimo, que parecía bastante cambiante cuando Bella no estaba cerca. Además, le gustaba sentirse útil, sentir que no era tan malo y podría ayudar a alguien.

Cuando llegó al laboratorio se sorprendió de encontrar a Adara ya en su lugar. Estaba con la cabeza apoyada sobre la mesa y los brazos colgando. Se acercó humanamente rápido, preocupado por como su estado de ánimo y su aspecto no concordaban: tenía unas profundas ojeras, incluso parecía maquillaje, su cabello estaba despeinado, hecho nudos, los labios -que siempre se apreciaban perfectamente hidratados- le lucían pálidos y resecos. Su respiración era tan calmada que a ratos parecía que no respiraba.

—Adara, ¿Qué te pasa? ¿necesitas ir a la enfermería?

Estaba a punto de tomarla en brazos, asustado por el extremadamente tranquilo palpitar del corazón de la humana.

—Tranquilo, solo está cansada. No ha dormido muy bien en días. Hay periodos de tiempo donde le pasa. —le informó para tranquilizarlo. —Ada, la clase va a comenzar. —le susurró a su hermana mientras acariciaba su cabello, acomodándolo para recogerlo en una media coleta.

Adara se incorporó, talló suavemente su rostro con las palmas de sus manos y le sonrió a Jasper para tranquilizarlo. Lo único que logró fue desconcertarlo. La mirada de la chica lucia tan alegre, tan tranquila que sin duda alguna no concordaba con su aspecto descuidado y acabado.

Después de treinta minutos de clase finalmente se animó a preguntarle.

—¿Pasó algo hoy? Ya sabes, alguna de tus extrañas aventuras.

Jaspe.Where stories live. Discover now