Maravillosamente distinta.

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—¿Entonces a donde dijiste que irás tú?

—A un picnic, papá.

Ambas hermanas rieron por las muecas de Charlie.

—¿Por qué tú si puedes saltarte el baile y yo no? —preguntó en cuanto vio a su padre salir.

—Porque mi novio no es mandón. —se burló mientras enredaba un mechón del cabello de Bella entre sus dedos.

—Edward no es mandón.

Adara rio al ver la expresión de su hermana en el espejo, unos segundos después Bella también sonrió.

Los siguientes veinte minutos que Adara duró rizándole el cabello a su hermana los pasaron platicando de tonterías, evadiendo completamente el tema de que ambas casi eran convertidas por James.

La idea de ser un vampiro sonaba genial para Adara, pero el recordatorio del ardor y las punzadas de dolor le hizo cuestionar si valía la pena. No pudo evitar preguntarse qué tan cerca estaba de convertirse antes de que Carlisle le extrajera el veneno.

Un golpecito en la puerta la hizo poner atención a su alrededor.

—Adelante.

Alice entró con una pequeña sonrisa adornándole el rostro. Llevaba consigo dos ganchos de ropa cubiertos por una tela, como los que entregan en las lavanderías.

Depositó ambos ganchos sobre la cama y abrió cada uno. En el del lado derecho había un vestido azul con escote y algunas ondas en la falda, Adara entendió que era el vestido que Bella llevaría al baile.
En el segundo gancho también había un vestido, pero era mucho más sencillo: corto, con mangas cortas y levemente abultas, color negro y con pequeños bordados de colores.

—Los van a usar, no me importa. —dijo con una espléndida sonrisa.

Cuando Adara ya había terminado de rizarle el cabello, Alice se encargó del resto, maquillando sutilmente a Bella e ignorando olímpicamente sus quejas.

Luego de tomar un baño, cambiarse las vendas y arreglarse el cabello, Adara estaba lista para su cita. Se observó al espejo sintiéndose cada vez más nerviosa. Su vista viajó al collar que descansaba sobre su pecho, suspiró mientras lo acariciaba y fue sintiendo como los nervios disminuían.

Jasper estaba sentado sobre la cornisa de la ventana.

—Tengo una puerta, ¿lo sabías?

—Es más divertido así.

Adara rodó los ojos, divertida. El vampiro la observó atentamente. Adara tenía la sensación de que, siempre que Jasper la miraba así, era porque trataba de grabar su rostro en su memoria, lo cual le parecía algo extraño dado que lo hacía siempre que se veían. Como si Adara cambiara mucho de un día para otro.

Jasper salió por la ventana y unos segundos más tarde Adara escuchó que llamaban a la puerta.

Corrió al cuarto de Bella a desearle suerte.

—No te rompas la otra pierna, ¿si?

Mientras bajaba las escaleras escuchó la risa sarcástica de Bela.

—Buen día, jefe Swan.

Cuando Adara bajó, su padre ya había abierto la puerta. Se despidió con un beso en la mejilla y salió caminando en dirección al jeep.

—Yo sé que no lo necesitas, pero, ¿podrías ver más al camino que a mí? —pidió con una sonrisa nerviosa.

Jasper también sonrió, sin embargo, no obedeció. Adara se sintió boba por sonrojarse ante la atenta mirada del vampiro. Se removió en el asiento dándole la espalda, fijando la vista en el bosque.

Jaspe.Where stories live. Discover now