Brillo hipnotizante.

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Nunca antes caminó por una vereda tan sinuosa como aquella por lo que los primeros pasos fueron los más complicados, no quería dar un mal paso, lastimarse y tener que regresar a casa antes de que la aventura iniciara.

Para su sorpresa solo los primeros metros del bosque eran difíciles de caminar, una vez adentrada en él, el camino era más plano, las piedras no estaban tan amontonadas unas con otras y los troncos de arboles derribados eran menos. Se preguntó que los había derribado. El clima, obviamente, ¿Qué más tendría la fuerza para tirar arboles tan grandes?

Rio ante la tonta idea, como si hubiese monstruos o alguna cosa así.

—Claro, pasas 5 minutos en el bosque y ya crees que existen criaturas sobrenaturales.

El tiempo se le había pasado volando, lo supo al tratar de ver a lo lejos, cada vez estaba mas oscuro. Se maldijo internamente por no llevar un reloj. Buscó a su alrededor un árbol fácil de trepar, no tardó mucho en divisar uno rodeado de rocas y grandes ramas, tal vez desde la altura podría alcanzar a ver qué tan oscuro estaba el cielo.

Tomó algo de tierra entre sus manos, la sacudió y trepó con cuidado a la primer roca, era la mitad de alta que ella, una vez que pudo ponerse en pie, con ayuda de una rama lo suficiente fuerte para que pudiera su peso, dio un brinquito a otra roca mucho mas alta, cuando se sintió segura se paró sobre las puntas de sus pies para alcanzar una rama, se colgó levemente solo para darse cuenta de lo obvio: no todas podrían con su peso. La rama se rompió cayendo al suelo y apoyada sobre una roca, estaba levemente inclinada, podría lastimarla si caía cerca de ella.

Meditó un momento si valía la pena seguir trepando, probablemente sería más fácil simplemente regresar a casa y ver el reloj en la pared, pero ya había avanzado mas de lo que se creía capaz.

Sin pensarlo lo necesario dio un brinco mas grande, alcanzando a colgarse de una fuerte rama, con sus pies en el tronco del gran árbol tomó impulso para lograr sentarse en la rama e ir parándose poco a poco. Una corriente de aire la abrazó, no le hizo mucho caso por lo ligera que fue. Alcanzó otra rama más cerca y repitió el acto de trepar con los pies impulsados por el tronco. Repitió su acción una vez más, cuidándose de agarrar las ramas más resistentes.

No pudo identificar que tan alto había trepado, sabia que estaba muy por encima del suelo, pero no lo suficiente para ver el cielo. Suspiró resignada, ¿Cómo se le había ocurrido creer tal tontería?

Una nueva brisa pasó cerca de ella, escuchó como las hojas de los árboles se removían a su lado, un escalofrío la recorrió.

—Tranquila, Adara, fue solo el viento.

Las hojas volvieron a agitarse levemente mucho mas cerca de ella, a solo unos pocos metros. De entre las abundantes ramas pudo ver unas luces amarillas, no, no eran luces, parecían ojos, pero brillaban con tanta fuerza en la oscuridad que se preguntó a qué animal pertenecerían esos ojos.

Trató de acercarse, era peligroso y lo sabía, pero no podía evitar sentirse atraída hacia ese brillo. Se deslizó sobre la rama sin despegar la vista de aquellos ojos -o luces, no estaba segura de lo que eran- acercándose lentamente. Cuando llegó a la orilla de la rama se inclinó al otro árbol, tratando de seguir avanzando entre las ramas. Fue una idea tonta, sus brazos no eran tan largos ni sus saltos tan agiles, por lo que lo siguiente que pasó lo sintió muy lento.

Aquel brillo hipnótico desapareció entre las sombras, sus intentos de sujetarse de una rama fueron en vano, sus brazos solo daban manotazos al aire, entonces recordó la rama que había caído inclinada, si aterrizaba encima de ella seguro le perforaba un órgano. El miedo y la brisa del aire propinada por su caída no ayudaban, su visión se tornaba borrosa por las lagrimas.

Jaspe.Where stories live. Discover now