DUPLO [+18]✔️ [I]

7. Un beso.

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Summer Hill

No flaqueo al caminar en su dirección y tampoco me hago pequeña cuando su mirada me recorre de arriba abajo al tenerme de frente.

Se encuentra a escasos metros y aún así logro percibir el olor a perfume, un perfume caro y con un delicioso toque amaderado que se cuela por mis fosas nasales, consiguiendo que contenga las ganas de frotar mis muslos y...

Y ya parecen estar haciendo acto de presencia las consecuencias de mi sequía.

— Os presentaría a Duplo, pero creo que os conocéis— comenta Nate dirigiéndome una mirada cómplice.

— ¿Duplo? — no puedo evitar que suene a mofa — ¿De dónde has sacado ese apodo? Parece el nombre de un helado de Magnum.

Nate y Cori ríen pero dejan de hacerlo de inmediato cuando perciben que a Ian no parece haberle divertido en absoluto. Ignora mi comentario y obtengo como respuesta el que lance el humo de su cigarro en mi dirección, reforzando el agarre en su copa.

—Son pseudónimos obligatorios, para no usar nuestros nombres reales en las carreras, por si algo termina filtrándose, ya sabéis — explica Nate.

—  ¿Y el tuyo cuál es? — curiosea Cori.

— Bueno mi bebé es un Lykan — señala su deportivo en la pista—. Así que es Lynak.

Es blanco, brillante y descantan sus detalles en dorado. Casi se me cae la baba, se ve a la legua que es un coche personalizado y que debe recibir más cuidados que la reina Isabel II.

— Que original— bromeo.

— ¿Qué puedo decir? — se encoge de hombros—  Soy un hombre sencillo.

Nate continúa poniéndonos al corriente sobre las instalaciones, las medidas, la discreción entre otras cosas, mientras su amigo actúa ajeno a todo, observándonos como si fuéramos entes que perturban su armonía, aunque creo que esta última parte es más por mí.

Su silencio e indiferencia, por algún motivo, terminan por enervarme así que, haciendo acopio de toda mi buena fe, decido hacer un sacrificio y dirigirme a él para que su presencia no se sienta tan sobrante. Al fin y al cabo él también debe haber hecho un gran esfuerzo al haber permitido mi invitación.

— ¿Competirán esta noche?

Su primera reacción es dedicarme una repaso que grita "¿Por qué cojones me estás hablando?" pero parece ser que la mueca suplicante de Nate consigue que no me mande a la mierda de primeras

— Ya lo hemos hecho — zanja, lacónico.

Su voz es baja pero ronca, lo cual asocio al tabaco y alcohol. No puedo explicar hasta qué punto me estresa que tenga ese tipo de voz rasposa con la que resulta imposible no delirar o imaginar cómo se escucharía durante una situación más íntima.

Ya basta, ¿puedo dejar de pensar en este energúmeno de manera sexual?

De verdad lo intento, pero es difícil coño, solo mírale.

— ¿Y tu deportivo cuál es... Duplo? — interviene Cori esta vez y agradezco que interrumpa mi debate interno.

Se nota que mi amiga está más nerviosa que de costumbre, según me ha comentado, nunca ha intercambiado más de dos palabras con el capullo de su jefe, y la entiendo completamente después de mi experiencia. Tiene tan solo 3 años más que nosotras, pero aún así es su superior y entiendo que pueda intimidarla.

Y aquí estás tú, la mujer que le ha insultado y casi clavado un tacón en el ojo, impasible ante su presencia.

Y sí, la vida siempre tiene incongruencias, y bueno, quizá sea de gran ayuda el hecho de saber que tengo el respaldo de sus madres.