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La noche seguía igual de fría que las tres anteriores. Llevaba el mismo saco de algodón que el día que fuimos al bar, además de un suéter por debajo. Estaba congelandome, literalmente.
Las gradas estaban llenas, y el campo vacío en la espera de los jugadores de ambas universidades.
Si, G había logrado convencerme con ayuda de Louis y Harry para asistir al partido.
Quería decir que los ojos esmeralda del castaño no me habían idiotizado, pero estaría mintiendo. En realidad, creía que sabía perfectamente lo que estos causaban y lo había hecho a propósito.
¿Como le decías que no a Harry?. Imposible.
Además, ahora que mis padres sabían que tenía más amigos que solo G podía notar cierta distancia en su trato conmigo. Lo que me tranquilizaba, aunque no me gustaba demasiado. Me sentia con la libertad de estar en el partido sin ningún tipo de estrés o incomodidad.
Lo sé, lo sé. Estaba mal pensar de esa manera.
Pasamos por entre las piernas de varias personas hasta llegar a los únicos tres asientos disponibles juntos. Con suerte, podíamos tener una vista perfecta del campo completo.
No era muy fanática del fútbol americano. En realidad, no sabía exactamente nada sobre el, pero me iba a limitar a gritar cuando G y Jeff lo hicieran. Lo que había aprendido con Devon era todo.
El rubio resultaba ser más que un camanero; era amigo de G y también de Liam, lo que lo convertía en el compañero perfecto para G en casi todo. Desde luego yo no lo sabía, porque no era como que tenia mucho tiempo para saberlo.
Casi ni hablaba con G.
-Aqui esta perfecto.
Jeff se dejó caer con ganas sobre el asiento. Me aguanté una sonrisa. El parecía realmente emocionado por estar allí, y claro, podía asegurar que habría más de un tío bueno por todo el lugar.
-¿Hace cuanto vienes con G a los partidos de los chicos? -. Pregunte tomando mi lugar en medio de los dos.
-Hace como seis meses. Desde que van al bar, en realidad.
Genial.
-Jeff jamás le dice que no a algún lugar donde hayan chicos -. Se río G.
-Imagino que no. ¿No tienes novio?.
-Tenia uno hace un mes -. Hizo una mueca.
-¿Viste al bartender del bar? -. Asentí en dirección a mi amiga - bueno, es el.
Todo encajaba perfectamente. La mirada que le había echado el jueves había sido tan intensa que incluso yo lo había notado.
-Es apuesto.
-¡Es ardiente! -. Me carcajee con el - me dejo porque sus padres todavía no lo saben.
