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Silencio.
El silencio era lo único que lograba entender por completo en aquel momento.
Harry no había dicho ni una palabra y no sabia si eso me gustaba, o me aterraba. Su mano izquierda estaba sobre el volante y lo apretaba con tanta fuerza que el color rojizo de sus dedos había desaparecido y en cambio había un blanco muerto. Y la derecha estaba sobre su pierna.
Su ceño fruncido lo hacía ver jodidamente sensual. Tanto, que estuve apunto de lanzarme sobre el y besarlo, pero para mi suerte la borrachera se me había aliviado un poco.
¿Por qué coño estaba tan molesto?.
Bueno, vale, me había emborrachado y había bailado con un completo desconocido pero, ¿y eso que?, no es como que habiamos tenido sexo.
Aunque probablemente estaríamos de camino a eso de no ser por Liam.
La mueca frustrada del sujeto viendo a Harry apareció en mi cabeza. Definitivamente lo conocía y por algún motivo que desconozco todavía, lo respetaba. Entonces, ¿quién coño era Harry Styles?.
Porque ya de por sí el es misterioso.
La noche fría me golpeó de pronto. El vidrio del lado de Harry estaba bajando y el con agilidad sacó un cigarro de algún lugar y lo encendió.
Joder.
JODER.
Bien, necesitaba calmar mis putas hormonas antes de cometer un grave error. ¿Donde estaba G cuando la necesitaba?, porque solo en su estupida cabeza cabía la posibilidad de dejarme borracha en el mismo auto que el muchacho que casualmente me gustaba.
Me iba a escuchar esa pelirroja del demonio.
Diez minutos después, seguíamos rodando por las calles sin rumbo. Lo supe porque era imposible que tardaramos tanto en tomar el camino que llevaba a mi casa.
Harry había prendido la calefacción cuando subió el vidrio tras darse cuenta que estaba tiritando, pero su gesto seguía del mismo modo.
Lo pillaba, estaba furiosisimo.
Pero seguía sin decir nada. Entonces no entendía la finalidad de todo esto.
¿Si no iba a decir nada por qué no me llevaba a casa?.
Me rendí cuando el reloj marcó las doce y media. En la radio pasaban alguna canción de queen, y bajo la atención de Harry me acomodé mi chaqueta y bajé un poco la ventana, dejando que el viento frío congelara el interior del auto.
Harry no protestó en ningún momento así que asumí que estaba bien para el.
Cerré los ojos, dejándome llevar por la sensación conocida de satisfacción.
-¿Segura?, esta haciendo demasiadofrío afuera.
Alessandro era un idiota. Llevaba incluso guantes y temía de un simple viento helado
