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Harry
Alessia estaba caminando de un lado a otro en mi habitacion.
Me encontraba sobre el espaldar de la cama, con las manos entrelazadas sobre mi vientre y los ojos puestos sobre ella, pensando en lo que habia hecho para merecermela. Pensando en cual había sido esa gran cosa que logré y que me hizo ser, ahora mismo, quien estaba a su lado.
Me gustaba mirarla.
Sin duda alguna podía pasarme el resto de mis días, horas, minutos y segundos haciéndolo. Alessia era de esas personas que brillaban con solo su presencia, y lograban transmitirte esa paz al darte una mirada así fuera mínima. Conmigo sucedía. Podía estar furioso, triste, amargado. Podía querer desaparecer del mundo en un momento, y después mirarla..y olvidarme hasta de mi nombre.
Así era ella.
-No sabia que te gustaban este tipo de libros - tenía orgullo y prejuicio entre sus manos.
-No me gustan, Gemma seguramente lo habrá puesto ahí.
-Si, claro - se echó a reír.
-Todavia no lo he leído - admití, sentándome mejor.
-Es bueno, deberías comenzar a hacerlo.
Comentó antes de volver a ponerlo sobre el escritorio y comenzar a caminar hasta la cama. No conteste, en cambio, seguí mirandola.
-¿Que tanto me ves?.
-¿No puedo hacerlo? - levante una ceja divertido.
-Mhm.
Sus manos se apoyaron en el lado contrario de la cama, y sus rodillas subieron al colchón tambien. Se me corto la respiracion al ver su sonrisita y sus intenciones. Gateo con lentitud hasta llegar a mí. Sus movimientos parecían inexistentes por la suavidad, el silencio se interrumpía por nuestras respiraciones, y su olor a canela me embriagó cuando se sentó sobre mi regazo con sus piernas a mis costados.
-¿Por que no te llevas bien con tus tías?.
Su pregunta me hizo unir las cejas con un poco de confusión. No me espere esa pregunta. Sus ojos analizaron mi rostro con detenimiento, seguramente pensando si había estado bien hacerla.
Pero lo estaba.
Alessia creía que no quería contarle sobre mi, y en parte tenía razón, pero es porque mi pasado no era tan bueno y ella no merecía saber en toda la mierda que estuve metido. Pero se lo había contado, incluso le había hablado de Polette. Me gustaba hablarle de mí, me gustaba ver ese brillo en sus ojos solo por saber cosas que a mi me parecían básicas y poco buenas o importantes. Ella se preocupaba por mí, le importaba, y de eso se trataba.
Se trataba de apoyarnos. De escucharnos. De entendernos. Se trataba de cuidarnos el uno al otro, y eso hacíamos.
-No hay ninguna historia en especifico - levante los hombros -. No me llevo con casi nadie de la familia, todos siempre han sido demasiado chismosos, y..
