Olvidar Mi Honor (D.M.H. 2)

Capítulo 17

16 de abril de 1816

Me encontraba en el balcón de mi habitación, desde donde observaba a todos ir de un lado a otro. Lo que mi madre me había dicho, tiene algo de sentido para mí. Mi padre temía que yo me fuera, como lo hizo su hermana, puede decirse que le quedó un ¿trauma?

Sacudí mi cabeza, tenía que dejarlo pasar, ya todo estaba bien con ellos, no podía aferrarme a aquél pasado.

A lo lejos, vi a mi papá llegar en caballo; después, vi a mi mamá salir a recibirlo con una sonrisa.

Yo también sonreí.

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17 de abril de 1816

Miraba como sacaban los baúles de la habitación, tenía que volver a Wellington, que en lo absoluto me tenía de buen ánimo, más que nada, por la señorita Wilson y los tíos de Damien.

—¿Estás triste?—preguntó mi madre, que se encontraba a mi lado.

—De hecho, sí. No quisiera dejarte sola, ahora que mi padre e Ian se van. 

—Hija, no es como que vivas en otro país, puedes visitarme cuando quieras. 

—De verdad mamá, le pediré a Damien que me deje acompañarte mientras ellos no están.

—Te he dicho que no.—tomo mis manos.—Me encantaría que estés a mi lado, pero no puedes.

Suspiré resignada.—Manda por mí si necesitas algo. Promételo.

—Lo prometo. Ahora vete, te deben de estar esperando.—desde luego.—Estarás bien.

—Sí. Avísame cuando Ian y papá se vayan, quisiera ir a despedirlos.

—Te avisaré.

La abracé y salí de la habitación.

Según tengo entendido, ellos se van la siguiente semana, rumbo a Irlanda. Pobre Grace.

Regresar a la rutina en Wellington, era algo aburrido, pero era mi deber estar ahí. Sabía que si me quedaba en Winchester, la sociedad comenzaría a hablar, y era lo que menos quería en estos momentos, tener rumores de nuestra relación. 

Bajé las escaleras con lentitud. La niñera junto con los niños, estaban en el carruaje, esperando a que subiera a él e irnos.  Ese día, había mandado a la nodriza por delante, para arreglara el cuarto de los bebés en lo que llegábamos.

Llegué a la entrada de la casa, donde vi que me esperaban. Winchester se sentía solo últimamente.  Sin Danielle ahí, mi madre se la pasaba sola. Papá e Ian se habían ido a unos negocios, así que me había despedido desde la noche anterior de ellos.

Tomé aire y me acerqué al carruaje, donde el lacayo, me ayudó a subir al mismo.—Deme a la niña.—le dije a la niñera, una vez me subí y acomodé.

Me la pasó, y en eso, cerraron la puerta del carruaje, para después de unos segundos, ponernos en marcha a Wellington.

Miraba por la ventana, con Aurore en mis brazos, ella iba dormida al igual que Elijah.

Ese día hacía un poco de calor, así que pensé en un baño refrescante al llegar a Wellington, eso sería lo primero que pediría. Sin importarme la familia de Damien, me iría a mi habitación a dormir, ese día no tenía ánimos de soportar el parloteo de sus tías, hablando de la perfecta señorita Annalise. 

Me recargué en la ventana y esperé a que llegásemos a nuestro destino.

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Con la ayuda de un mayordomo, bajé del carruaje, y después me di la vuelta para tomar a Aurore en los brazos.