El Rey Arturo le habia logrado mandar un presente.
¿Cómo la encontró?
Ni idea.
Aunque no esperaba menos de él.
Era un paquetito negro en terciopelo, una caja en sí que al abrirla encontró un hermoso collar de diamantes.
Lo primero que vino a su mente fue.
¿Y yo para que necesito esto?
Digamos que era alguien más simple y que le diesen eso le parecía innecesario, no tenía donde ni cuando usarlo así que solo lo guardo.
Tal parecía que no la conocía tanto como él solía clamar en sus poéticas cartas.
Habia despertado en la bañera como a las tres de la tarde, le dolían los pies, la cabeza y la espalda. Los primeros pues habia bailado bastante, lo segundo por todo lo que habia bebido, inclusive traía el vómito encima.
Recordaba vagamente el estar inconsciente mientras andaba por el bar, bailando, coqueteándole descaradamente a Severus, haciendo locuras con Sirius y vomitar como otras dos veces más.
Con dificultad salio de la tina para caminar torpemente hasta la puerta encontrándose a Harry tirado en el piso junto a James y Peter. Estaban caso o peor que ella, sus rostros pálidos, sus ronquidos y ese hedor que emanaban en una mezcla entre sudo con tequila.
Paso a tomar de su maleta un par de prendas para nuevamente meterse al baño cerrando con seguro tras de sí, no quería que nadie la molestara en lo que tomaba una ducha.
(...)
Cuando bajo el único despierto era el murciélago quien leía el libro que la licántropa le habia comprado mientras almorzaba un plato de pasta al pomodoro junto con una bebida caliente, se veía realmente abrigado ¿Y cómo culparlo? La noche habia tomado al pueblo desprevenido por una próxima nevada. Se venia para de aquí a un par de días una fuerte tormenta, así lo habia dicho el pronóstico del tiempo atravesó de la radio.
Lo recordaba pues habia hecho una apuesta con Sirius sobre si era el 27 o el 29, ella eligió el 27. El perdedor tendría que pagar todos los juegos que quisiese subirse el ganador en la feria.
Por su parte traía la cámara en mano, habia pensado en comer algo para después salir y tomar algunas fotos del lugar, tambien para buscar donde vendiesen más de ese papel que usaban las polaroid. Creyó ver algo parecido en la librería.
A paso ligero se aproximó hasta el Slytherin, pero el piso le jugo en contra chillando provocando que cuando saliese el flash le callera en los ojos al muchacho quien giro a verla.
–Oh maldición– se quejaba este sobándoselos– ¿Acaso deseas dejarme ciego? –
– ¡Lo siento! No quería asustarte– la foto salio de la cámara pasando a tomarla y agitarla como lo habia visto hacer a los muggles. Le hecho una mirada sonriendo– Oye, saliste bien–
Snape dejo de frotar sus ojos pasando a tomar la fotografía.
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