ʜɪᴊᴀ ᴅᴇ ᴡᴏʟꜰꜱᴛᴀʀ

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Odien me

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Capítulo 84: Clavando el colmillo

Sonoros gruñidos, fuertes sonidos de impacto y luces blancas y negras volaban por los aires ambientando la feroz batalla.

Eran traidores.

¿Qué se podía esperar?

Aries se habia unido a Draco peleando de forma sincronizada contra lo otro dos crueles hombres.

Uno de ellos se quejó queriendo lanzarle un crucio, más siendo protegida por su primo con un protego para así ella lanzarle un oscuaci, esquivándolo y tirándole al otro.

Malfoy rompió la varita de quien no podía defenderse con un xylotus y este fue rápidamente auxiliado por su compañero, arrojándole un encantamiento que golpeo su mano y así lanzarlo lejos.

Pasando de esta forma a tirarle de forma desenfrenada y salvaje maldición tras maldición a la otra, en un intento por acabar con esta.

Pero la Black no se dejó.

Con agiles movimientos de muñeca iba protegiéndose de los ataques de mayor, lanzándole una de esas maldiciones a quien no poseía boca. Distrayendo al mortífago, quien evadió con las justas el ahora ataque de ella.

Aries rápidamente se recompuso, comenzando a devolvérsela.

Encantamientos inverbales comenzaron a serle arrojados al otro que ahora retrocedía tratado de evitarlos.

Aun así llego un punto en el que ella lo atrofio con tantos, para luego alguien más a su tras desarmarlo y luego gritar:

— ¡Expelliarmus! — bramo Malfoy tras su prima para rematar al oscuro, lanzándolo fuera, golpeándolo contra la pared hasta dejarlo inconsciente al igual que su compañero.

— ¿Tu mano? —

—Está bien— intento hacer un puño el rubio, pero gesto ligera molestia.

—Draco—

—No es nada. Vamos— y sin más comenzó a correr de vuelta hacia las escaleras seguido de la azabache.

Los alumnos seguían yendo y viniendo, chocando unos contra otros por el pánico.

— ¡Al suelo! — se escuchó desde arriba.

Casi todos se tiraron a ver una ráfaga blanca y otra oscura luchar montados sobre sus escobas.

Oliver Wood batallaba contra el padre de Theodore Nott por sobre los aires, yendo del este al oeste.

Tras pasar se levantaron preguntándose el uno al otro si se encontraban bien, cuando en eso escucharon— ¡Aries! ¡Draco! —les llamaba a una voz femenina.

De inmediato se giraron buscando a su dueña.

Una maraña de cabello rubio sucio venia corriendo hacia ellos escalera abajo.

— ¡Luna! —exclamo la azabache subiendo las escaleras, seguida del muchacho hasta encontrarse a mitad de estas, con alumnos corriendo de aquí para allá y empujando a otros, gritando nombres o simplemente ocultándose donde fuese.

— ¿Dónde está Harry? ¿Qué pasó con el horrocrux? —pregunto el rubio de ojos grises de golpe al no verla con el otro.

—En la sala de lo menesteres, Helena Ravenclaw la oculto allí—

— ¿En la sala? —repitió en un tono incrédulo la licántropa— Ese lugar es infinito—

—Va a necesitar ayuda—