Historias cortas y Oneshots (Sasuhina) [✔]

Malentendidos 2

CITA

No sabía qué hacía allí otra vez, la vez pasada había sido absolutamente bochornoso, pero por algún motivo no se podía sacar las palabras del Uchiha de su mente, haciendo que su corazón latiera de manera casi desenfrenada, de forma insana.

Quería preguntarle si era cierto lo que había dicho aquel día, si el... se sonrojaba de solo recordarlo. Pero es que aquello le resultaba sorprendente, él era Uchiha Sasuke, el chico más popular, siempre destacando y obteniendo a cualquier chica que deseara, pero él decía que se había fijado en ella. Así que era normal que se preguntase si aquello realmente había sucedido o solo había sido su imaginación.

—¿Hinata-chan? —preguntó Naruto, al ver allí a la peliazul.

Naruto se encontraba nervioso, no la había visto desde hacía una semana, y ahora que la tenía delante se sentía extraño, la cita con Shion había ido muy bien, pero una parte de él se sentía culpable por haber dejado a su peliazul amiga de esa manera.

Ella le saludó amablemente, pero no le dijo nada más, aun se sentía dolida y un poco molesta. Él había preferido irse con Shion a aclarar lo que había sucedido. Tampoco es que él tuviera la culpa, simplemente no la quería, pero al menos le hubiera gustado unas palabras de su parte, una disculpa, un rechazo, cualquier cosa, pero él solo se había marchado de allí con la rubia y no le había vuelto a hablar, hasta ahora. Sabía que amaba a la blonda, pero ellos eran amigos, ¿es que no se merecía al menos que le respondiera a sus sentimientos?

Claro que ella tampoco le había respondido al Uchiha, pero para eso estaba allí, quería verificar si realmente el morocho tenía sentimientos por ella. Si Sasuke no la hubiera ayudado en ese entonces, estaba segura que se hubiera roto a llorar en ese momento. Una cálida sensación invadió su pecho cuando lo recordó, podía parecer más hostil de lo que realmente era, siempre estaría agradecida con él.

—Naruto-san—dijo inclinándose levemente para saludarlo, dejándolo helado, ya que a él jamás le ponía ese sufijo tan frío y distante. Parecía que Hinata de verdad se encontraba molesta con él y no podía reprocharle nada se había portado mal con ella, como un verdadero idiota y un muy mal amigo. —¿Esta Sasuke-kun? —preguntó sorprendiendo nuevamente al blondo, despejándolo de sus pensamientos.

—Está dentro, ¿quieres hablar con él? —Ella solo asintió y él le abrió la puerta, pero cuando estaban por entrar Naruto se volteó nervioso. —Quería disculparme por lo que pasó la semana pasada, no tuve un buen comportamiento, pero a mí me gusta mucho Shion y yo...

—Está bien—dijo interrumpiendo, para luego darle una cálida sonrisa. —Es suficiente con que Naruto-kun se disculpe. Espero que las cosas entre tú y ella vayan bien. Les deseo lo mejor a ambos—le respondió con otra dulce sonrisa, que logró ponerlo un poco nervioso.

Aquello solo hacía que se sintiera más culpable, había dañado a su amiga, pero no sabía cómo arreglarlo. Hinata siempre había sido muy dulce y amable con él, pero por más que la quería no dejaba de verla como una amiga, él estaba enamorado de la blonda desde la primera vez que la había visto. Solo esperaba que la ojiluna encontrara a alguien que sí supiera apreciarla y darle el amor que merecía.

—Dobe cierra la puerta—dijo Sasuke, saliendo del lavabo con apenas una pequeña toalla y el dorso un poco mojado por la ducha.

Hinata al ver así al Uchiha hizo lo que hacía bastante tiempo no le pasaba, se desmayó. Ambos rápidamente fueron a socorrerá y ella abrió ligeramente los ojos, pero al tener el cuerpo del morocho tan cerca volvió a caer inconsciente.

—¡Teme ve a cambiarte! Sino Hinata-chan no dejara de desmayarse—recriminó molesto el Uzumaki.

Cuando el pelinegro regresó ya vestido, se encontró a la peliazul sentada en el sofá, con las mejillas ligeramente sonrojadas y muy nerviosa. Aunque por fuera se mantenía bastante estoico, la verdad es que estaba él también estaba de los nervios, desde el día del incidente había estado ansioso porque Hinata le respondiera a su confesión. Jamás se había confesado a una chica, así que no sabía qué hacer.