Capítulo 15: Abril, tercer lunes

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La tormenta afuera hizo amago de llegar, pero no se decidió.

Una hora antes, mientras leía un mensaje incierto en el celular, tuve la sensación de que el primer trueno había descargado toda su fuerza en algún lugar lejano y solitario. Desde entonces, esa fuerza de naturaleza incontrolable no había parado de acercarse y cada vez que retumbaba, mi corazón se detenía un segundo y volvía a su cauce normal.

La sensación eléctrica que recorría mi cuerpo y permeaba el ambiente y cada rincón de la ciudad desde el mediodía, me permitía saber con certeza que arreciaría, pero no cuándo.

«Tiempo incierto demandan los temperamentos caprichosos»

Yo sentía, desde que había escuchado el primer trueno, que la tormenta no sólo amenazaba fuera, si no que se había instalado muy dentro. Entre las sensaciones y los pensamientos.

"Cuando la tormenta se siembra, El Demonio trama."

"Cuando la tormenta se desata, El Demonio arremete."

«¿Qué es lo que quieres tú, Dana?»

El martes tenía prueba de "Proyectos para la Investigación"

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El martes tenía prueba de "Proyectos para la Investigación". Si bien, no era una asignatura difícil de llevar, me tomó el fin de semana entero, recordar los contenidos. Me sentía bloqueada. Me costaba retener y organizar. Pero no quería pensar en que todo eso se relacionaba con el incidente del jueves. Ni siquiera quería pensar en el incidente del jueves. Quería seguir de largo, sin darle mucha vuelta.

En vez de eso, confié en que el profesor no haría algo tan complicado. En sus 50, Ernesto Aranda, era todo lo contrario a Santiago Arnau. Gordito, bonachón, bueno para reírse, de barba espesa y poco cabello en la cabeza. Siempre dispuesto a hablar. Maggie opinaba que era el hombre perfecto. No bromeaba cuando lo decía. Yo distaba mucho de estar de acuerdo.

Pero había una diferencia radical entre nosotras, levantada sobre esa afirmación; Maggie sabía qué significaba para ella un "hombre perfecto". En cambio, yo no sabía ni siquiera, quién quería ser por esos días.

Sabía, sin embargo, qué era lo que NO quería en este minuto y eso era un gran avance.

No quería volver a saber de Vicente.
Y haberlo eliminado y bloqueado de todas mis redes y contactos, fue un primer paso difícil, pero necesario. Aún así, lo sentí raro y vacío.

 Aún así, lo sentí raro y vacío

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Le dicen El DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora