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Cuando el enojo y la frustración habían abandonado mi cuerpo comencé a recordar todo lo que había dicho, debía controlar lo que decía cuando estaba enfadado porque podía lastimar a la gente

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Cuando el enojo y la frustración habían abandonado mi cuerpo comencé a recordar todo lo que había dicho, debía controlar lo que decía cuando estaba enfadado porque podía lastimar a la gente.

La puerta hizo ruido indicando que alguien la estaba tocando, solo esperaba que fuese Elisa y que hubiese olvidado sus llaves. Esperaba que volviera para disculparme con ella por ser un puto inútil.

Pero no, era el vecino de arriba con otro hombre con casco.

— ¿podemos pasar a investigar qué tan graves son los daños? —preguntaron, asentí y los dejé entrar.

Ellos se metieron a mi ahora arruinada habitación, solo suspiré... No puedo creer que la culpé por esto, que la acusé de hacerlo a propósito. Dios, que estúpido.

— ¿Qué fue exactamente lo que pasó? —me preguntó el hombre de casco, suspiré
— No lo sé yo no estaba aquí cuando sucedió —dije un poco apenado.
— No, estaba la chica, ella se metió ahí sacó unas guitarras y poco después el techo cayó —explicó el hombre haciéndome sentir todavía más mierda de lo que ya me sentía.
— ¿¡y la dejó entrar!? —preguntó alarmado el hombre— ¡¿Sabe lo peligroso que pudo ser eso?! ¡Pudo caerle encima el techo! —sabia que le gritaba al vecino, pero sentía que me lo estaba diciendo a mi para recordarme todavía más lo estúpido que era.

Los dos hombres hicieron anotaciones, pegaron la hoja en la puerta y abandonaron la casa. Yo me quedé pensando en Elisa, necesitaba encontrarla.

Afortunadamente, sabía el domicilio de la gente a su al rededor, tenía buena memoria y recordaba con exactitud el de Gera y el de Sibel, que eran las únicas personas con las que Elisa salía.

Primero visité a Barder porque tenía entendido que ellos se llevaban bien y como era lo más cerca bueno... Podía ser que estuviera ahí.

Era muy tarde y me apenaba despertar gente a estas horas de la madrugada pero debía encontrarla, y debía hacerlo ya.

Estacioné el auto y subí a su apartamento tocando la puerta con velocidad y recibiendo poco después la respuesta de mi amigo.

— Ginés, ¿Pasó algo? —preguntó asomando la cabeza, negué
— por pura casualidad... ¿Elisa está aquí? —pregunté, él me miró extrañado y negó.
— No, ¿Desapareció? —preguntó, asentí— ¿Quieres que te ayude a buscarla? —negué, en realidad no hacía falta.
— No amigo, gracias, te aviso cuando la encuentre —dije y salí corriendo al auto de nuevo para ir hasta el apartamento de Gera.

Sabía que yo no le caía bien a ese tipo, pero igual debía buscar a Elisa aquí, era muy probable que la encontrara ahí.

Conduje hasta su edificio e hice exactamente la misma rutina que con Barder, solo que esta vez tardé en recibir una respuesta del otro lado y cuando lo hice fue de un Gera con el ojo medio pegado y una mala cara al verme.

— ¿Qué quieres? —djo enfadado, sonreí un poco de lado.
— Solo quiero saber si Elisa está aquí, salió de casa hace unas horas y no ha vuelto —dije, Gera negó.
— Estoy seguro que la hiciste enfadar con algo, la llamaré, estoy seguro que está bien solo debe estar escondida en algún lugar —asentí— Vete a casa Ginés, le diré que vuelva.
— gracias —dije y corrí al auto.

Por supuesto que no iba a ir a casa, solo faltaba un lugar por visitar y era casi seguro que ella iba a estar ahí. No había otro lugar donde pudiera estar.

Conduje de nuevo por unos minutos hasta llegar al apartamento de Sibel, toqué la puerta un par de veces y luego de otra espera apareció Sibel que me miró mal, supe entonces que ella estaba aquí.
— Ginés escúchame, te la voy a hacer corta —habló dura— Elisa acaba de quedarse dormida luego de llorar por aproximadamente 1 hora, no la voy a despertar para decirle que el imbécil que la hizo llorar está aquí, solo quiero que sepas que ella no sería capaz de hacer eso y no solamente porque es demasiado linda como para hacer algo tan maldito, sino porque además te recuerdo que es su apartamento así que si te afecta que se haya derrumbado tu habitación solo recuerda que también a ella le afecta, al igual que el hecho de que la hayas dejado plantada, y de que le hayas gritado —miré al piso, sin duda era un reverendo idiota.
— Estaba muy enfadado, y cabreado, sé que no lo justifica, nada lo hace, no debí gritarle así, fue muy gilipollas de mi parte pero en verdad no pienso nada de lo que le dije, en serio te lo juro —Sib hizo una mueca
— ve a casa, Elisa irá mañana y espero que te disculpes con ella o te prometo que te buscaré y te daré una paliza, ¿Me escuchaste? —asentí. Ella hizo lo mismo y cerró la puerta.

Bueno, al menos ya sabía que estaba bien y a salvo, ahora solo quedaba esperarla en casa mientras pensaba las palabras exactas con las que disculparme y convencerla de que no pensaba todo eso de ella aunque sin confesarle que en realidad pensaba que era la mujer más hermosa que había pisado la tierra alguna vez.

Cómo se supone que ella pueda verme de la misma manera si me la paso haciendo estupidez tras estupidez, es que hasta parece que me gustara ser imbécil en verdad.

Bufé y conduje a casa, tan pronto como llegué abrí su habitación,no quería verla porque le había prometido verla con ella, pero necesitaba ver qué mis guitarras estuvieran bien, ahí estaban mis guitarras descansando en su cama blanca.

Cerré la puerta y me recosté en el sofá quitando mis zapatos y mi camiseta, me acomodé de lado y cerré mis ojos tratando de dormir un poco aunque sea, buscando consiliar el sueño aunque obteniendo por respuesta de mi cerebro las imágenes de Elisa frente a mi con los ojos llorosos y la nariz roja después de que le dije aquella sarta de gilipolleces.

Me puse el cojín en la cara y bufé, me corono como el más estúpidos de los estúpidos.

Contrato - Walls (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Where stories live. Discover now