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Mis ojos se abrieron al instante en que la luz comenzó a pasar a través de la ventana, me pesaba el cuerpo, me dolía la cabeza y me calaban los ojos

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Mis ojos se abrieron al instante en que la luz comenzó a pasar a través de la ventana, me pesaba el cuerpo, me dolía la cabeza y me calaban los ojos.

Me giré un poco solo para ver a Ginés admirándome cuál acosador, sonreí y él soltó una pequeña risa.

— te ves preciosa cuando duermes, en verdad —me besó la mejilla, me di la vuelta completamente para quedar frente a él, su mano descansaba en mi cintura y al momento de girarme me pegó más a él haciendo que nuestros abdomenes se tocaran.— creo que no te lo había dicho nunca y eso que ya llevamos un montón durmiendo juntos.
— Gracias acosador, pero por favor deja de observarme mientras duermo, es súper raro —dije mientras que reía y me estiraba un poquito para alcanzar sus labios.
— lo siento, pero no dejaré de hacerlo —alzó los hombros, mi mente trataba de darle vueltas al asunto de que había pasado anoche.

No recordaba casi nada, lo último que tenía en la cabeza era estar bailando con Ginés, y ya.

— Ginés —llamé su atención mientras miraba al techo un poco apenada y asustada.
— ¿Qué pasa linda? —respondió, solté el aire de mi boca y respiré profundo.
— ¿Tuvimos sexo anoche? —pregunté y finalmente lo miré, él sonrió.
— Tú querías que pasara, pero era el alcohol hablando así que no lo hice, por más que quería no lo hice —respondió, sonreí ampliamente y sentí que mi corazón se enternecía.
— O sea, que me tuviste en la misma cama, ebria, queriendo sexo y lograste ser cuerdo y no hacerlo? —pregunté sorprendida, él asintió— estoy muy orgullosa de ti, y gracias por ser moralmente correcto, definitivamente me habría sentido fatal de haberlo hecho porque no me acuerdo de nada, y yo quiero que ese momento se quedé en mi mente —sonreí mientras que le daba un pequeño beso en los labios y luego me levantaba de la cama.

Necesitaba una maldita Aspirina con urgencia, en verdad. Era como si mi cabeza estuviera dándose de topes contra el suelo de la casa.

Tomé del suelo una camiseta que pertenecía a Ginés, me la puse y luego me levanté para caminar hasta mi escritorio donde estaban las Aspirinas, tomé una con la pequeña botella de agua que descansaba ahí y le pasé una a Ginés.

— toma —se la di en la mano— iré a pedir el desayuno, no tengo ganas de cocinar nada en verdad —reí, él asintió y yo salí de la habitación.

Todas las pasadas 3 semanas se habían pasado haciéndome ruido con la construcción del nuevo techo en la habitación de Ginés y no me molestaba, pero ahora mismo ese ruido me rebotaba en la cabeza creando un tremendo dolor.

Tomé mi celular pidiendo para mí un baguette de pollo con una ensalada, y para Ginés una porción de macarrones con queso, sabía que él no querría algo saludable, le encantaba comer macarrones todo el puto tiempo.

Mientras esperaba a que llegaran me quedé sentada en la barra de la cocina, a dónde me movía olía a Ginés, y es que su camisa llevaba su delicioso olor impregnado y me encantaba sentirlo tan cerca de mi.

Salió de la habitación con un short y sin camiseta, sonreí y me quedé mirándolo como se acercaba a mi.

— ¿Te gusta lo que ves? —preguntó con una ceja alzada, solté una risa y lo atrajé a mi por el cuello besándolo directo en los labios. Él bajó sus manos a mi cadera y se aferró ahí.

Nuestro beso había pasado de un tono ligero a uno intenso en cuestión de segundos, cuando volví en mi misma estaba con un Ginés besando mi cuello y las manos en mi espalda baja mientras se metía entre mis piernas.

Mi respiración estaba completamente agitada, sentía que mi pecho subía y bajaba bajo sus caricias, esto en definitiva lo iba a recordar.

Pero yo tenía la mala suerte de que cualquier cosa que cantara, se arruinaba y en ese momento el timbre de la casa nos interrumpió, Ginés bufó y siguió con lo que hacía.

— no hay que abrir, pretendamos que no hay nadie en casa —murmuró contra mi piel, y aunque mi cerebro estaba dispuesto a hacerlo, la voz de mi vecino nos volvió a separar.

Esto podía ser importante.

Me levanté y corrí a abrir la puerta mientras me acomodaba el cabello y me limpiaba un poco el rimel debajo de mis ojos.

— hemos levantado el techo, ya no es necesario que se mantenga esa puerta cerrada, seguramente en unas horas vendrá el inspector a confirmar si es posible dormir aquí de nuevo, aunque lo más seguro es que sí —asentí sonriente, no creo que Ginés quiera volver a dormir en su habitación, para ser honesta tampoco quería que se fuera a dormir en otra habitación— una vez más perdón por lo que pasó...
— no se preocupe, muchas gracias por venir a informarnos —dije amable, cuando el hombre sonrió y se alejó de la puerta la cerré y corrí de vuelta a la cocina encontrándome con un Ginés con mala cara mirando el móvil.
— la comida no tarda en llegar, no creo que tengamos tiempo para continuar, además... —sonrió— creo que no sería muy romántico follar en la cocina —me besó la frente y se encaminó a si mismo hacia el baño. Reí, pobre, no era la primera vez que tenía que hacer eso en el baño.

Aunque sin duda... Me hacía feliz pensar en que había cambiado tanto en solo unas semanas, estoy segura que sí esto hubiese pasado hace... 3 meses, cuando recién llegó al apartamento, me habría despertado completamente desnuda y sintiéndome apenada, porque Ginés no habría podido resistirse.

Pero ahora no era así, me había respetado aún cuando yo no respondía de manera cuerda, aún cuando yo fui la que pidió venir a casa para pasar a otros términos... Supo entender lo que era moralmente correcto y respetó que yo no estaba sobria para decidir.

Este sin duda era un Ginés con el que me quería quedar.

Contrato - Walls (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Where stories live. Discover now