Prólogo:

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No podía ser verdad, se negaba a creerlo ¡Un niño no podía ser su compañero destinado!

Aunque su cuerpo le decía otra cosa muy diferente.

Kamado Sumihiko corría con las pocas fuerzas que logro reunir después de haberlo conocido, fue tan inesperado, que simplemente su cuerpo había actuado por instinto, ver aquellos profundos ojos azules mirándolo directamente, su cuerpo se había rendido a su compañero, segregando lubricante copiosamente volviéndolo incomodo, el calor hormigueaba debajo su piel, hirviendo en feromonas, la debilidad estaba ganando y su corazón bombeaba sangre rápidamente.

Había sido un día normal, fue a la escuela, llego tarde como siempre, lo regañaron y recibió su habitual reporte.

Se despidió de sus amigos, su madre lo quería temprano en casa para no recordaba que, pero sabía perfectamente que debía llegar lo antes posible.

Caminaba distraído atravesando el parque cerca de su casa, cuando vio de reojo a un pequeño niño tratando de salvar a su gatito en un árbol, como era de esperarse el niño era demasiado corto para alcanzar la altura del árbol, hacia su esfuerzo debía concederle eso, así que bostezando corrió y salto a la rama, tomando al gatito para caer en una pirueta bien ejecutada, era bastante bueno en los deportes, era ágil y flexible para ser un omega, todos lo respetaban por ser tan fuerte, ningún alfa se atrevía a enfrentarlo y tenía a betas, omegas y alfas suspirando por el por esa fortaleza y valentía que lo caracterizaba.

Cuando el niño corrió hasta él y sus bellos ojos azul profundo se hundieron en los suyos rubí, algo inesperado sucedió, algo que jamás creyó posible, una serie de flashback cruzaron por su mirada, un hombre apuesto le sonreía con amor y su propia voz repetía una y otra vez el mismo nombre, en escenas que pasaron demasiado rápido como para poder identificarlas, lo único que entendía es que eran diferente situaciones que pasaron juntos " Giyuu, Giyuu-san, Tomioka, Giyuu" en cada una de ellas se escuchaba lo suficiente enamorado, llego a una que desgarro su alma y corazón, era el último recuerdo juntos "Lo siento Giyuu, te amo, pero es mi deber" había soltado su mano llorando por aquel amor perdido y casado con una mujer.

— Muchas gracias por salvarlo— escucho la dulce voz del niño y sintió la pérdida del peso del animal en sus manos.

— Mi nombre es Giichi Tomioka ¿y el tuyo? — no supo cuando tiempo estuvo metido en sus recuerdos pasados, no fue mucho, el niño le sonreía esperando su respuesta pacientemente, ver toda una historia en tan pocos segundos era doloroso, era aún más doloroso era sentir aquella perdida tan fresca y reciente que te estrujaba el corazón y te faltaba el aliento.

A estas alturas jadeaba vapor condensado por la temperatura tan caliente de su cuerpo, retrocedió un paso tratando de huir, cubriendo su boca para evitar que se escucharan los vergonzosos gemidos que amenazaban con salir, sus ojos llorosos por el anhelo de ser jodido por el niño, por un niño.

— Debo irme — la corriente eléctrica que sintió vívidamente desde sus dedos hasta su polla dura cuando Giichi lo tomo de la mano para detenerlo, fue solo una probada de lo que llegaría a sentir entre sus brazos.

— Solo dime tu nombre — gimoteo, hasta su voz era un deleite, podía sentirla en todo su cuerpo, en sus pezones duros, en su polla sólida, su culo vacío, hasta los dedos de los pies.

— Kamado Sumihiko — dijo jadeando, antes de arrancarse del suave agarre, resintió el repentino abandono de la calidez de su alfa, como un fuerte golpe, debía correr entrar en celo en medio de la calle le podría traer muchos problemas con otros alfas.

Casi tropezó con todas las escaleras que debía subir hasta su departamento, en otras circunstancias habría subido de balcón en balcón, era más sencillo, pero su cuerpo acalorado se lo impedía.

Con manos temblorosas introdujo la llave en su puerta, cerrándola de un portazo, se apoyó en esta, resbalando por la lisa superficie hasta caer sentado en el suelo de madera, sintió la incomodidad mojada de su culo, el lubricante era tanto que había mojado y traspasado ambas telas, la del bóxer y la de los pantalones escurriendo al piso, jadeando, con el corazón golpeando sus costillas.

— ¿Sumihiko? — los pasos de su madre se escucharon acercándose.

El rostro de asombro de su madre al verlo en ese estado hubiera sido de risa, pero la situación era todo menos graciosa.

— Supresor, necesito un supresor — dijo vagamente el omega, la ropa lo único que hacía era estorbarle y excitarlo más, rosando con sus sensibles pezones con la tela y presionando su dura polla contra la bragueta de su pantalón.

Con manos temblorosas se sacó el suéter de la escuela, comenzando a desabotonar la camisa, gimoteo al sentir la cálida mano de su madre sobre su muñeca deteniéndolo de su proceso de desvestirse.

— Espera solo un momento Sumihiko, ¡Kanata! — genial ahora su hermano también lo vería en este estado tan lamentable.

Los pasos de su hermano se escuchaban tan lentos y lejanos, el sutil aroma familiar de Kanata lo hizo entrar a un estado de embote, aun sentía el calor del celo, pero llego aplacar su dolor solo un poco.

Gimoteo y se revolvió en los brazos de su hermano, no era su alfa, quería a su alfa, podía sentir lo encaprichado de su omega por tener a su alfa, lastimosamente no podría tenerlo en mucho tiempo.

Su cuerpo se revolvió entre las sabanas frías, adentrando su apurada mano en sus pantalones, masturbándose ferozmente, para su vergüenza no duro mucho acariciándose, exploto rápidamente en un orgasmo, apaciguando momentáneamente el celo.

La puerta se abrió solo un poco, la cabeza de cabellos negros se adentró solo un poco, su madre lo miraba preocupada.

— ¿Qué sucedió Sumihiko? — pregunto una vez que vio a su hijo un poco más en sus cabales.

Sumihiko suspiro, mirando el desastre que era.

— Encontré a mi destinado — su madre detuvo la mano que albergaba el supresor a medio camino de entregarlo a su hijo.

— Es una buena noticia — dijo su madre lo más tranquila que se puede estar en este tipo de situaciones.

— No, no lo es, es un niño mamá, un niño, no creo que vaya a salir de la primaria pronto — se froto el rostro frustrado.

Omitió deliberadamente los extraños recuerdos de aquella otra persona de otro tiempo y época, se sentían tan suyos que su madre creería que había enloquecido.

Su madre lo miro con dulzura.

— Ya crecerá Sumihiko, solo dale tiempo — la dulce mano en la mejilla de su madre se sentía bien, lo hacía sentir querido, mimado y malcriado.

Sumihiko bufo, tiempo....

— ¿Te sientes mejor? — aun existía la molestia y el vacío, pero era controlable, más llevadera.

— Si — murmuro el omega.

❤❣❤ 

Como Algún día  ⌠GiTan⌡Where stories live. Discover now