Capítulo 8:

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Lo que despertó a Sumihiko fue el dolor y estiramiento de la piel dañada al tratar de estirarse, abriendo los ojos sorprendido, llevando sus dedos hasta recorrer los dientes marcados y sangre seca.

Giichi lo había marcado, como una colegiala en su primer amor hundió su rostro en la almohada, pateo el aire y grito de felicidad, amortiguado por la suavidad de la superficie.

¡No podía ser verdad! ¡Giichi lo había marcado! Volvió a gritar de puro jubilo, abrazando la almohada como si se lo debiera.

Debía tranquilizarse era un adulto, uno con trabajo e incorporado en la sociedad, no debía estar dando estos espectáculos, pero no cabía en felicidad, su alfa por fin había regresado por él y lo había hecho completamente suyo.

Por cierto ¿Dónde estaba su alfa? No estaba a su lado al despertar, el sonido de traqueteo y el olor más maravilloso atrajo su atención, se sentó en la orilla de la cama, sintiendo las repercusiones de la noche anterior, su cintura y cadera dolían horrores, Sumihiko hizo una mueca de dolor y se apoyó con su mano en la espalda baja para levantarse y buscar su ropa interior.

Buscando algo que ponerse, observo la ropa regara en el suelo, lo primero que visualizo fue la camiseta de Giichi, camino y la tomo de entre el montón, la observo por una fracción de segundo, era mucho más grande que cualquiera de su ropa y por puro instinto, la llevo hasta su nariz, adsorbiendo el delicioso y embriagador olor, decidió en ese instante que eso sería su atuendo para la mañana, eso y su bóxer, tendría que comenzar a pensar en utilizar ropa interior de encaje para omegas, ese pensamiento hizo encender sus mejillas.

Sacando esos embarazosos pensamientos, dejándolo para después se puso la camiseta quedándole hasta los muslos y bastante amplia, de verdad Giichi era mucho más grande aun siendo el menor.

Entro al baño hacer sus necesidades básicas, cepillar sus dientes y lavar su rostro, para salir como nuevo hacia la cocina donde se imaginaba estaba su alfa.

Había vuelto a tener esos sueños extraños, logrando ver al fin el rostro del hombre que amo en su otra vida, era exactamente como Giichi, solo que un poco más grande de edad.

Ahogo un jadeo al entrar a la cocina, su alfa se veía sexy como el infierno con ese pantalón de pijama lo suficiente suelto para caer en sus caderas y dejar ver su sensual v en su vientre e ingle y sin camisa mostrando sus magníficos músculos duros y fibrosos mientras cocinaba enfrente de la estufa.

— Buenos días — escucho decir a su alfa, Sumihiko termino sonrojado hasta las orejas, el debió ser el primero en dar los buenos días, solo que se embeleso con el espléndido espécimen que era su alfa.

Camino vacilante hacia Giichi, quería un poco de cariño y mimos de su alfa, ¿Desde cuándo era tan pegajoso? Se obligo a sentarse en la barra de granito.

— ¿De dónde? — señalo lo obvio el omega, Giichi no tenía ropa en su departamento y juraría que nada le quedaba de lo suyo.

Giichi observo su pobre pero sexy pantalón de pijama.

— Mi madre pensó que me quedaría un tiempo después de habernos enlazado y me trajo un poco de ropa, espero no te incomode — ¿Incomodarle? ¿Qué su alfa se quedara en su departamento y esperara por él, todos los días? Ni de coña, se vio negando fervientemente.

No pudo controlar su naturaleza y rindiéndose a sus instintos camino el resto del camino hacia Giichi, pegando su costado al cuerpo macizo del alfa y abrazando su cintura, Giichi gruño al verlo con solo su camiseta.

— Tengo que preguntar ¿De dónde salieron todos estos músculos? — dijo el omega mientras su dedo acariciaba la línea que separaba los cuadros duros.

Como Algún día  ⌠GiTan⌡Место, где живут истории. Откройте их для себя