Extra 1:

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Sumihiko corría en medio del mundo de gente a las afuera del estadio, era la final del campeonato de rugby y había hecho una promesa a su alfa que asistiría. Pero terminar un turno de 48 horas, haber perdido dos pacientes, asistir a tres cirugías, y haber suturado miles de heridas, lo habían dejado sin fuerza, la pequeña siesta que había tomado en el metro de regreso a su departamento no le quito el cansancio emocional y físico, la ducha que tomo tampoco alivio el estrés y vestirse con ropa cómoda y limpia sin olor a hospital tampoco hizo que su humor mejorara.

Observo hacia el campo, los cuerpos sólidos y firmes colisionaron en una melé, entre ellos Giichi se lograba distinguir por su número y la estructura que conocía mejor que su propio cuerpo.

Se disculpaba al pasar entre los pies de la gente tratando de ver lo que quedaba del partido, a unas cuantas butacas logro ver a la señora Tomioka, ella no se perdía ningún partido de su retoño, no como el omega de su hijo, que había tratado toda la temporada de llegar a los partidos y nunca llegaba a tiempo, lo que más le molestaba era la sonrisa de condescendencia que le daba Giichi y el beso que le daba diciendo que estaría en otro partido ¡Maldita sea! Nunca estaría en ningún partido por su horario, ni por su trabajo, y ahora que Giichi se graduaría de la universidad no tendría el placer de verlo jugar un partido completo.

Giichi debería reprocharle, gritarle por no tener tiempo para él, por no haber hecho el amor en meses porque lo único que quería era dormir al llegar a casa.

Era un alfa joven y viril que tenía necesidades tanto físicas como emocionales, si antes le hubieran dicho que esto sería tan difícil hubiera optado por una carrera donde pudiera llegar a casa, para poder comer la cena que su alfa preparará tan amorosamente para él, podrían tener sexo todas las noches sin llegar a sentirse tan cansado que al llegar a sentir el colchón se quedará dormido.

— ¡Ensayo! — el silbido sonó dando por terminado el partido.

Sumihiko saludo a su suegra de un rápido beso antes de ver todo el equipo de Giichi saltar de alegría por haber ganado, con el corazón latiendo deprisa por la carrera que dio por fin logro ver algo parecido a la decepción en los ojos azules de su alfa al mirar hacia multitud de gente sentada.

Era su última oportunidad de verlo jugar y la había desaprovechado, lo único que quería Sumihiko era dormir por la eternidad, para no volver a ver ese tipo de mirada en su alfa.

Ahora corría hacia los vestidores, dejando a su suegra atrás, importándole poco golpear a la gente al pasar, quería celebrar la victoria con Giichi en todo momento, ser el primero en felicitarlo, ser el primero en abrazarlo, ser el primero en.... se detuvo en la puerta con un mal sabor en la boca, una pequeña y hermosa omega abrazaba felicitando a su alfa, Giichi la abraza fuertemente contra su pecho, no sabía si era porque tenían algo o era la efusividad del momento, rezaba que fuera lo segundo, claramente la omega quería algo con Giichi, su lenguaje corporal no era de otra cosa que sentimientos románticos hacia el alfa, sí, eso no sucedería de eso se encargaba Sumihiko.

Un gruñido de posesividad reverbero en su pecho y se lanzó hacia delante a grandes zancadas.

— ¡Giichi! — el alfa dejo a la omega una vez que lo escucho, sus ojos brillaron en reconocimiento al mirarlo entrar, bien aún era suyo.

— ¡Felicidades! — grito Sumihiko lanzándose a los brazos de su alfa.

Algo sorprendido Giichi apuradamente y lo pudo cargar sin irse para delante, el omega se fajo bien a la cintura de Giichi, abrazándose al cuello y besándolo con tanta furia y posesividad que los sonidos se escuchaban obscenos y sucios.

Giichi tardo unos segundos en responder la gravedad de aquel beso, fue demasiado difuso la temperatura en un lugar como ese, mentiría si dijera que no le gusto, así que respondió con la misma intensidad con gusto, masajeando la espalda con sensualidad pegando más sus pechos agitados.

Un coro de silbidos y gritos los hicieron separarse, Sumihiko sonrió al equipo y miro a la omega con cierta superioridad, le importaba poco que pensaran que era inmaduro, pero nadie tocaba lo que era suyo sin su consentimiento y esa omega había ido tan lejos como para quitarle su momento.

— ¿Qué es ese nauseabundo olor? — pregunto con cierta inocencia, importándole poco la presencia de la chica.

Giichi ajeno a las miradas a muerte entre las dos omegas, se olfateo discretamente, cuando la claridad lo golpeo carraspeo avergonzado.

— Creo que es el olor de Sumi — Sumihiko miro directamente a la omega vestida de porrista del equipo, quizás era una omega hermosa y una porrista con pompones, pero él era más hermoso e interesante.

— Ve a tomar una ducha, sabes que no me gusta el olor de otras omegas en ti — palmeo el pecho de su alfa, Giichi asintió besándolo castamente antes de correr hacia las duchas.

Sumihiko dio una última mirada a la omega antes de salir de los vestidores, sabía perfectamente que la chica lo seguiría, hasta ese grado era el enamoramiento.

— Hola — la insípida voz de la chica lo saco de las notificaciones de su teléfono, tendría una cirugía a primera hora de la mañana.

— Hola — dijo con fastidio el omega, despegando los ojos de la pantalla de su teléfono.

— Bueno yo... quería saber qué clase de relación tienes con Giichi, él es muy reservado con su vida amorosa y por el beso que se dieron, quisiera saber — era directa le concedía eso, no se andaba con rodeos.

— Giichi es muy reservado porque su vida amorosa es suya  y no de los demás, pero si tanto quieres saber te lo diré — presuntuosamente el omega se jalo el cuello de su camiseta, claro está que era de su alfa, para enseñarle una vez por todas la marca de los dientes de su alfa, tal vez así Giichi dejaría de llegar a casa oliendo a la omega, apestaba horrores.

La omega boqueo sorprendida.

— Quiero que pares, quiero que dejes de restregarte en mi alfa cómo zorra arrastrada, odio tu aroma es nauseabundo y asqueroso, quiero que dejes de coquetear con él y aleja esos pechos de su persona, Giichi ya tiene omega y soy yo — eso se sentía bien.

No pudieron seguir hablando, la omega se quedó con la palabra en la boca cuando Giichi apareció de los vestidores, oliendo al shampoo que Sumihiko escogía para ellos.

El alfa rodeo sus hombros y beso naturalmente su cuello, antes de dar vuelta y encontrar a su suegra.

La señora Tomioka le sonrió con complicidad, había escuchado todo.

— ¡Giichi! — todos se detuvieron ante el grito de Zaichi.

— ¿A dónde vas? ¿No vas a celebrar con nosotros? — Sumi aprecio detrás del otro alfa.

Giichi observo a Sumihiko y a su madre antes de dar su respuesta.

— Tal vez después los alcance — dijo el alfa apretando más a su omega a su costado.
Sumihiko pudo ver claramente las intenciones de la omega, pensaba volver a restregarse en su alfa, haciendo un teatro.

Disimuladamente se metió en su camino hacia Giichi, la chica se golpeó contra el, tirándola de culo.

— ¡Sumi! — gritaron los dos alfas.

— Perdón — se disculpó falsamente Sumihiko.

— Te dije que te mantuviera alejada de mi alfa, la próxima vez será algo peor que una caída — Sumihiko jalo el brazo de Giichi para que solo Zaichi pudiera auxiliar a Sumi, los ojos de la omega estaban llorosos mientras miraba a Giichi esperando que la defendiera.

Giichi sonrió, besando los nudillos de su omega, típico de Sumihiko, desde hace mucho tiempo quería saber de quién era el aroma que todos los días llevaba a casa, para dejarle en claro que él era suyo.

Era como un niño grande, caprichoso de sus cosas y demasiado egoísta como para compartir, lo amaba.

Como Algún día  ⌠GiTan⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora