Capítulo 3:

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Unos días después todo volvió a la normalidad, Giichi volvió a casa muy a su pasar y Sumihiko volvió a su rutina, llegar tarde al colegio por dormir cinco minutos más, su carrera olímpica de cada mañana y ver a Giichi después de clases, con su dotación de inhibidores extra.

Se le hizo extraño no ver al niño esperándolo en el portón de la escuela, nervioso y asustado corrió hacia la primaria, no estaba muy lejos de su propia preparatoria, los niños habían abandonado las instalaciones, solo había unos cuantos esparcidos aquí y allá esperando a sus madres.

Importándole un carajo el guardia de seguridad, trepo la alta barda, cayendo sobre sus talones, pensando rápidamente en donde podría estar su alfa.

Corrió con sigilo, aun podría haber algún maestro por ahí y no deseaba otro reporte, otra llamada a su madre y otro regaño y sermón de esta.

Diviso a tres niños en el pequeño parque trasero, una niña y dos niños, por lo que lograba ver uno de los niños tenía el cabello castaño claro, tuvo que afilar su visión con los ojos entre cerrados, para lograr distinguir al otro niño, ¡Ahí estaba! ¡Giichi estaba ahí! Importándole poco si lo vieran o no ahora, corrió hacia lo niños.

— ¡Giichi! — lo llamo, el par de niño delante de su alfa voltearon al unisón.

Descubriendo a un Giichi constipado y sonrojado por el esfuerzo de no querer llorar, su rodilla estaba raspada con sangre escurrida.

Sumihiko se acuclillo delante del niño en cuanto estuvo delante de él.

— ¿Qué te paso? — Giichi negó aun esforzándose por no tirarse a llorar.

— Se cayo mientras jugábamos — contesto el otro niño.

— No quiere llorar porque no se vería como un hombre delante de ti — ahora hablo la niña, la expresión de Sumihiko se suavizo mientras sonreía.

— Te digo un secreto, los hombres que lloran son los más sensibles y amables y a mí me gustan esos hombres — el ceño del niño se frunció y sus ojos se humedecieron aún más, no quería soltarlo, se aferraba a esa convicción.

— No es verdad, los hombres no lloran — dijo firmemente el niño castaño, Sumihiko lo fulmino con la mirada, consiente que no era muy cortes fulminar a un niño.

La expresión del niño cambio cuando pareció descubrir algo muy jugoso para molestar a Giichi.

— ¿Él es el chico que te gusta? ¿No? Si lloras, me lo voy a quedar, es bastante bonito — dijo con arrogancia el castaño, por increíble que pareciera Sumihiko se sonrojo por ser llamado bonito.

— ¡Zaichi! ¡No! ¡Lo vi primero! — era increíble como unas simples palabras habían sido capaz de relevar a segundo plano el dolor y dar paso a la molestia, mientras Giichi corría tratando de atrapar a Zaichi, por su honor y el del omega.

Sumihiko sonrió levantándose con naturalidad, la niña lo miraba con ojos soñadores.

— ¿Tienes novia? ¿Novio? — ¿Que les enseñaban a los niños en la escuela estos días?

— De verdad le gustas mucho, no deja de hablar de ti y tu bonito cabello rojo y tus ojos hermosamente rubí, textualmente lo cito — Sumihiko la miro con la boca abierta, ¡Dios! Si que había avanzado la sociedad, no era tan viejo o ¿Sí?

La niña ladeo la cabeza, al parecer aun esperaba una respuesta, el omega se tiño de un tenue rosado.

— No, no tengo novia, ni novio —los ojos de la niña brillaron.

— ¡Lo vez Giichi! ¡Aun tienes oportunidad! — grito la niña emocionada, Giichi detuvo su persecución totalmente sonrojado, corriendo de regreso hacia ellos.

Como Algún día  ⌠GiTan⌡Where stories live. Discover now