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Capítulo 37| Es jodidamente desesperante

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Capítulo 37| Es jodidamente desesperante.

Luke Lowell.

Lo primero que veo al despertar es un techo blanco y paredes celestes. Cierro los ojos por unos segundos soltando una maldición para mis adentros. Estoy nuevamente en el hospital.

Todo estaba yendo bien últimamente.

¿Por qué esto tiene que arruinarlo todo?

Siento una mano sobre la mía aferrada con delicadeza, miro hacia mi izquierda encontrándome con Catalina dormida apoyada sobre su brazo en la cama.

¿De a qué hora está aquí?

A través de la ventana circular de la puerta puedo ver a mis padres hablando con el doctor. Y por sus caras, al parecer las noticias no son muy buenas. Por un momento olvido la discusión con mi padre antes de mi caída, entonces recuerdo que Dante tenía su vuelo devuelta a España a las siete y media así que busco desesperadamente mi celular pero no lo encuentro, pero por suerte veo el reloj de pared y son apenas la siete.

¿Se habrá ido ya?

Ni siquiera logre despedirme de él.

Suelto la mano de Catalina con mucho cuidado para no despertarla. Salgo de la cama sin antes de quitarme la vía venosa de un tirón, no era la primera vez que lo hacía estando aquí así que apenas me levanto, apoyo mis manos sobre la pared sintiendo la pesadez de mi cuerpo. A duras pena logro llegar al baño y me encierro ahí, al mirarme al espejo veo que mi cara esta con algunos rasguños, tres moretones pequeños en la barbilla y uno en el pómulo derecho, y en mi labio tenía un pequeño corte.

No sé cuánto tiempo llevaba encerrado en el baño mirando mi aspecto fatal, despeinado, pálido, herido y cansando.

— ¿Luke?— Oí la voz de Catalina detrás de la puerta del baño.— ¿Estas bien?

No, no lo estaba.

Apenas podía mantenerme en pie, estiré mi mano hacia la manilla y la giro para abrir la puerta. Catalina me mira con preocupación y detrás de ella se encontraban mis padres.

— Te ayudare a meterte a la cama de nuevo.— Habló mi padre pero lo detuve colocando mi mano frente a él para que no diera un paso.

Nuestra relación seguía en la cuerda floja, no podía perdonarle tan fácilmente su actitud y su falta de ausencia en la casa en estos últimos meses.

— Puedo hacerlo solo.— Las palabras me salían frías pero era lo de menos en estos momentos.

Cuando doy dos pasos mis piernas pierden el equilibrio una vez más y mi novia junto a mi padre logran atraparme a tiempo. Suelto un improperio en un murmuro y contengo con todas mis fuerzas las ganas de llorar y de gritar al sentirme una carga.

Stay With Me.Where stories live. Discover now