[ 1 2 ]

3.6K 605 495
                                    

Jordi se había ido tan solo unos segundos después de que Rubén se hubiese puesto a su lado, pues su padre llegó a recogerle, así que no tuvo oportunidad de decir ninguna cosa ridícula relacionada con comer fibra.

De momento todo parecía estar bien, de momento.

Ninguno de los dos jóvenes decía nada. Por un lado estaba Rubén, quien se limitaba a ver su alrededor mientras sonreía, y por otro estaba Raúl; él también veía su alrededor, pero con el deseo de matarlos a todos.

—Está es una escena familiar, es casi como un deja vu —se atrevió a decir Rubén, pues estaba ahí los dos, en el mismo lugar y esperando a que fuesen a recogerles—, solo que tu no estás viendo mis mangas de cerca.

Raúl hizo el máximo esfuerzo por sonreír como respuesta, pero una parte de su cerebro solo quería decirle a ese chico alto que en realidad le estaba oliendo todo el brazo porque tiene un fuerte aroma a puro Otaku y así esté lo tomaría como un tipo sumamente desagradable, causando que ya no quisiera acompañarlo a comer caldo de pollo.

—No te voy a mentir, tío; cuando nos conocimos me diste algo de miedo, más porque casi te mato en el baño, después me diste mucho más miedo porque pensé que olías mi brazo —confesó el más alto, con un tono risueño, pero a Raúl eso no le causaba ninguna gracias—. Te lo digo porque ya somos amigos, y supongo que tú tenías una imagen parecida de mi.

¿Amigos? ¿Desde cuándo acá que un amigo tuyo invite en tu nombre a un tipo a comer caldo de pollo y que estés a punto de llevar a ese tipo a tu casa lo vuelve tu amigo?

—Yo creía que eras de esos raros que tienen un cojín con minutas de anime —contesto el contrario, controlándose para no decirle que en realidad lo veía como un friki mugroso que besaba su almohada por las noches, imaginando que es una chica porque nadie lo quiere.

—En realidad tengo un cojín con la cara de mi mejor amigo —solto Rubén. Al notar la cara de completa confusión que puso Raúl, añadió:—. Es una larga historia.

Genial, ahora Raúl tendría que llevar a un completo psicópata a su casa para alimentarlo con un caldo de pollo, el cual tendría que preparar él mismo porque su madre lo mando por un tubo cuando le pidió que lo preparase.

En estos momentos la única salida que podría quedarle a Raúl era que cuando su madre llegase, está estuviera de pésimo humor y no lo dejara llevar una visita a casa. Después de todo, su madre llamo “raro” a Rubén, así que esa idea no le sonaba para nada descabellada.

—Creo que esa es tu señora madre —aviso el más alto, viendo con algo de dificultad a causa de la luz solar. Y efectivamente; era la madre de Raúl quien apenas se había estacionado al otro lado de la calle para esperar a su hijo.

—Corre —solto Raúl, con un poco de entusiasmo, para posteriormente tomar a Rubén del brazo y llevarlo prácticamente a rastras.

No tardaron nada en cruzar la calle, pues a Raúl le venía valiendo lo mismo las personas que iban pasando, si un coche a toda velocidad los atropellaba o si una ballena voladora le daba por caer encima de ellos. Lo único que le importaba era que su madre no le permitirse llevar a un amiguito a casa.

—Si que llevas prima por llegar rápido —le dijo su madre, una vez que estuviera frente del vehículo—. Venga ya, sube al coche.

—¿Mi buen amigo Rubén puede venir con nosotros? Quiero que pase toda la tarde conmigo —pidio a su madre, con una sonrisa super fingida en el rostro.

"The drama club" 🌼 rubiusplayWhere stories live. Discover now