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—Mira Raúl, no sé a qué viene que traigas a tu supuesto amiguito a casa —le dijo su madre, una vez que entraran a la cocina, mientras Rubén se encontraba en la sala—, pero si van a entrar a tu habitación; quiero esa puerta bien abierta.

Raúl soltó un fuerte suspiro. Nosé iba a poner a discutir con su madre en esos momentos, menos por algo que creía; era con lo que sus amigos lo molestaban.

—No tienes de que preocuparte —aseguró Raúl, después se pasarse una mano por la cara—, esa puerta no va a cerrarse.

—Más te vale —soltó la mayor, antes de ver de reojo al invitado sentado en el sofá—. Pero menudas pintas de vago tiene ese chaval.

—Señora, puedo escucharla —informo Rubén, quien había escuchado toda la conversación.

—Pues has como si no escucharás —ordeno la mujer. Enseguida Rubén, hizo como si viera la decoración de la casa de forma distraída.

La mujer iba a decir algo más, pero se topo con la mirada de desaprobación de su hijo, así que prefirió guardarse su comentario sobre la forma en la que el nuevo amiguito de su hijo se peinaba.

—Mirá, mamá, invite a mi amigo a comer caldo de pollo, y ya —aclaró Raúl—. No vamos a hacer nada raro, y por favor deja de mirarlo como si tuvieras miedo de que robara tus macetas, porque te aseguro que ni siquiera les está prestando atención.

—Tienes que entender Raúl, es extraño para mí que traigas un nuevo amigo a casa, y más si es uno con pintas tan raras, por eso...

—¡Tiene un gusto muy bonito en macetas, señora! —exclamo Rubén, desde la sala, interrumpiendo a la madre de Raúl y admirando todo a su alrededor.

—¿Ves que si trata de robarse mis macetas? —cuestiono la mayor.

—No voy a seguir con esta conversación —dijo Raúl, antes de dar media vuelta, para abrir la olla y servir algo de caldo en un plato. Para su sorpresa, no había caldo—. Mamá, esto es sopa instantánea.

—El empaque decía que era sabor a caldo de pollo —aseguró.

Raúl dio un par de respiraciones profundas, tratando de no perder la cabeza. Su madre soltó un suspiro y puso de forma algo brusca su mano en el hombro de su hijo, confundiendo a esté.

—Puedo entender cómo te sientes, hijo —dijo, algo más calmada—, yo también estaba muerta de nervios cuando lleve a mi primer novio a casa con mis padres, quería que todo fuese perfecto.

—Mamá, creo que no estás entendiendo...

—No, Raúl, créeme que te entiendo —siguio hablando—. Saldré un rato con tus hermanos para darles privacidad, pero solo un rato, tampoco tendrán tanto tiempo a solas.

Y tal cual lo dijo, la mujer salió de casa, junto con sus dos hijos, apesar de que su hijo tratase de explicarle, dejo a ambos jóvenes solos, mientras comían sopa instantánea sabor caldo de pollo.

—De verdad quería decir "rica sopa suegrita" —dijo Rubén, para romper el silencio, ya que como era de esperarse; Raúl no decía nada.

Raúl se limito a hacer una mueca, mientras seguía comiendo, parecía que no habría forma en la que él y Rubén pudieran iniciar una conversación.

—¿Puedo acariciar a tu gato? —preguntó Rubén de la nada, luego que un felino negro entrara en escena.

—Claro, él es muy amoroso —dijo Raúl, sonriendo por primera vez en todo el rato, aunque claro, era una sonrisa maliciosa.

"The drama club" 🌼 rubiusplayWhere stories live. Discover now