Veinticuatro

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Llegaron puntuales, ni un minuto antes ni uno después, al menos, según lo que podía calcular con mi reloj y me sentí muy cómodo con ellos

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Llegaron puntuales, ni un minuto antes ni uno después, al menos, según lo que podía calcular con mi reloj y me sentí muy cómodo con ellos. Algunos me daban la impresión de que ya los conocía de toda la vida, se parecían a ex compañeros de la universidad uno de ellos, incluso, se le parecía —y mucho— a Richie, en cuanto a su apariencia y en algunas expresiones al moverse, a la manera de hacerlo. Pero me sentí más cómodo —y aliviado— aun cuando una de ellas que, por casualidad, tenía rasgos parecidos a los de Aldana, calmó de una manera extraordinaria a mi mujer y, aunque no lo supiera —o no me diera cuenta de ello en ese momento—, también me estaba calmando a mí como jamás nadie más hubiera podido hacerlo, al menos, no de aquella forma tan increíble como sensacional.

Luego, uno de ellos se separó del resto del personal y se dirigió hacia mí, para informarme que ya iniciaría el parto y, luego de mi asentimiento, cuando yo me ubicaba a la derecha de donde Karen se encontraba reposando, fue que comprendí que el doctor que me había dicho que pronto "comenzaría el milagro" —como solía llamarlo yo— era el encargado. Antes no me había dado cuenta de que se trataba de él y los otros no se trataban de enfermeras —ni de otros médicos—en realidad, sino que eran universitarios, ya que él les daba instrucciones que para alguien como yo, como es lógico de imaginar, resultaban incomprensibles por completo. Era normal que así fuera pero, en ese preciso momento, pensé alarmado —agitado y nervioso— como si, todo lo que me había logrado calmar hacia unos instantes, se hubiera esfumado como cuando la llama de una vela se consume, que ellos tendrían alguna clase de participación en lo que allí mismo se estaba a punto de llevar a cabo. «¡Que no lo hagan ellos!» El terror se adueñó de mí por completo «¡Por dios santo! Que lo haga el doctor, ¡maldita sea!» pensé de una manera tan desesperada que, durante mucho tiempo pensé que fue aquello lo que cambió el transcurso de los sucesos que sucederían a continuación.

—Miren bien, presten mucha atención. —Todo mi ser volvió a calmarse una vez más debido a las palabras que el doctor les había dicho a los que parecían ser sus alumnos. Parecía ser como si, de repente, hubiera leído todos mis pensamientos, como si no hiciera otra cosa más que saber que yo estaba tan nervioso con todo ese asunto, tal vez, más de lo que estaba Karen, incluso; y, tragando saliva y después de realizar una brevísima pausa, agregó, determinado—: esto va a entrar en el final, también.

No quedaba ya duda alguna de que ellos eran sus alumnos y tampoco podría decirse lo contrario, ya que fue claro con el asunto de que tendrían que rendir unos exámenes finales. Me atrevería a afirmar que serían de los finales más difíciles de su carrera, seguro se trataba de algunos de los últimos, si es que no se trataba del final ya. Desde luego, nunca me parecieron unos recién iniciados en los estudios de la medicina, en general; parecían un poco mayores ya.

Y así comenzó a nacer mi hija —nuestra hija—, entre quejidos, que a veces me hacían sentir muy mal pero que, de a ratos, me hacía sentir todo lo contrario, ya que sentía una inexplicable alegría que vibraba en todo mi pecho. Todo mi ser temblaba de emoción porque sabía que aquel enorme esfuerzo haría que naciera nuestra Ceci, pues Karen estaba dando a luz y la razón de tantas sonrisas, el porqué de tantos desvelos, se debían a que ella estaba dando a luz a un ser precioso, que nos iluminaría para siempre, para más allá de todo lo que viniera después. Cada tanto, largas inhalaciones —y exhalaciones— de aire, fueron necesarias para que ella pudiera tomar algo más de fuerza y seguir adelante. Creo que solo fueron cuatro "grandes esfuerzos", en unos quince minutos; en el tercero de ellos, mi esposa había perdido las fuerzas y comenzaba ya a resignarse, pero yo estaba allí agarrando su mano con la fuerza necesaria para que no pudiera hacerlo.

Loki (Wattys 2020 Horror)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora