Capítulo 9: El discernimiento

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—¿Quién será el... el siguiente entrevistado, señora... señora Davenport?

—Bruna Palmeiro... Por favor, hágale saber, gerente Mhaiskar, pero aclárele que la entrevista no se llevará a cabo inmediatamente. Hay algo que debo hacer antes —aclaró Claire, permitiendo que el hombre le retirara el abrigo y le recibiera el paraguas.

—¿Y hay algo que yo pueda hacer para ayudarla?

—¿Conoce acaso el nombre del Señor Mundo y se lo ha guardado solo para usted?

—Creo que no es... es el caso —dijo Hasin Mhaiskar, recibiendo los guantes y el gorro de manos de Claire para luego librarlos de la nieve con varios sacudones.

—Entonces creería que no hay nada que en lo que me pueda ayudar. —El gerente pareció entender que Claire deseaba que desapareciera de su vista y procedió a retirase.

—Aunque espere un momento. ¿Podría conseguirme un cuaderno con un lápiz?

—¡Sin duda!

—Estaré en el segundo piso —aseguró Claire y abandonó la entrada camino a las escaleras donde aún yacía el cuerpo sin vida del señor Blackwood.

El salón del segundo piso estaba totalmente vacío y si algo acompañaba a Claire en aquel momento solo podía ser el alma en pena de Henry Preston Blackwood en busca de venganza por su muerte.

Para su sorpresa no había estado tan sola en toda la noche. Era increíble la tranquilidad que ofrecía aquel hotel. Decidió no girar hacia atrás para mirar al cadáver. El coronel le había dicho que observara mejor a los detalles específicamente y eso haría. Miró a cada pasillo, el izquierdo y el derecho. Caminó por uno de los pasillos, intentando ponerse en lugar del asesino, hasta que llegó a la última puerta, que pertenecía a su habitación.

Algo rozó su hombro con la suavidad de una pluma. Recordó al fantasma del señor Blackwood y su sangre se heló sin nada que pudiese hacer para evitarlo. No había escuchado pasos dirigirse a ella y tampoco nadie había hablado para indicar su presencia. ¿De qué se trataba ese roce? Cuando giró su cuerpo para comprobar obtuvo la respuesta.

—Tengo lo... lo que solicitó —dijo Hasin Mhaiskar

—Debería anunciar su llegada, gerente. Me puso los nervios de punta y no es un buen momento para ello.

—Discúlpeme. Se... se veía muy concentrada observando la... la puerta y supuse que no deseaba que... que la interrumpiera abruptamente.

—No sé si agradecerle por ello —dijo Claire, estirando las manos para tomar el cuaderno y el lápiz —, así que solo le agradeceré por esto. —Alzó ambos objetos y sonrió ¿Sabe si puedo entrar a las habitaciones?

—No debería. Los huéspedes sentirían invadida su privacidad...

—¿No sentirían los huéspedes más invadida su privacidad si el Señor Mundo revela sus secretos a las cinco de la mañana porque no hemos podido averiguar quién es?

El gerente iba a hablar, pero tan solo salió aire de su boca. Claire comprendió que había sido algo ruda con aquella pregunta y que el gerente solo llevaba a cabo su trabajo de la forma más profesional que podía en un momento tan adverso. Era obvio que nadie lo había entrenado para actuar ante un asesinato.

—Olvide mis palabras, gerente Mhaiskar. Supongo que no hay nada que podamos hacer y estoy muy segura de que hay ciertas personas que no permitirán que entre en sus habitaciones. No necesitamos más discusiones por ahora. Si estamos cerca de las cinco y aún no hemos conseguido la identidad del Señor Mundo barajaremos la opción de entrar a las habitaciones. Por el momento, trataré de seguir con la misma estrategia... ¿Cree usted posible que alguien haya podido pasar por las paredes de las habitaciones y escabullirse en el salón para cometer el crimen?

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