『Capítulo V: Carga』

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Ekai aterriza sobre el sujeto, dejándolo inconsciente por la patada que lanzó a su cabeza, poniéndole fin al ataque enemigo.

—La debilidad abunda aquí —se queja el encapuchado desde el árbol, encendiendo el audífono en su oído—. El ataque enemigo finalizó, manden refuerzos para el arresto de los diecinueve atacantes —ordena a la comandante de operaciones.

—¿No dijiste que eran veinte? —pregunta la mujer—. ¿Acaso te preocupaba demasiado su bienestar y los sorprendiste? —sonríe mandando la orden escrita a tenientes de clase II y al servicio de transporte desde el monitor.

—No lo hice, ella mató al enemigo por su propia mano —bosteza, aburrido por el espectáculo carente de acción.

—Eres tan cruel, comandante —ella niega divertida—. Quedarías mal si uno de ellos muere, lo sabes, ¿no?

—Mi imagen es irrelevante, si uno de ellos hubiera muerto contra esos patéticos rebeldes de Sungai era porque no merecían pertenecer a mi escuadrón —se levanta en la rama—. Aún así han sido decepcionantes —haciendo parkour entre las ramas del árbol baja comenzando a caminar devuelta a la ciudad.

—¿Te lastimaste? —pregunta Ekai viendo el brazo de Dekka, ella asiente con los dientes apretados, sujetando el hombro afectado guardando las ganas de llorar por el dolor.

—Me disloque el hombro —se levanta bajando la vista. No le gusta la idea de haber quedado expuesta frente al enemigo, sin decir que Ekai intervino para protegerla, eso le hiere el orgullo.

—¡Johan, ve por refuerzos para que se lleven a los criminales! —exclama Ekai, Johan se encuentra a una distancia prudente asegurando a los enemigos con esposas de precintos que el caballero le proporcionó.

—¡Claro! —grita, le arroja las esposas restantes a Ekai y sale corriendo enérgico.

Nathan se recarga sobre un árbol, pálido por el exceso de su don, mientras que los escoltas de la princesa aseguran a los atacantes con esposas de precintos. Nikka se acerca a Dekka, colocandose a su lado preocupada.

—¿Estarás bien? —le pregunta Nikka, observando su hombro.

—Lo estaré —le asegura Dekka, sonriendole falsamente por el dolor, no queriendo dejar ver su “debilidad”.

—¿Cuándo aprendiste ola de viento? —cuestiona Ekai comenzando a hacer lo mismo que los escoltas—. No lo habías hecho antes.

Ekai está asombrado, ella nunca resaltó en ningún ámbito dentro de la academia, incluso creía que no podía usar la vibra elemental, puesto es algo que incluso entre dotados no se despierta, y en los ordinarios la posibilidad es nula, ya que se necesita de un ADN mutado. Dekka decidió inconscientemente no resaltar ni mostrar su verdadera fuerza en la academia y dar todo al final, en las últimas pruebas físicas para demostrar que pertenecía al ejército, cosa que resultó, su fuerza aunque no es sorprendente es promedio entre los militares.

—Anteriormente no lograba transmitir mi vibra elemental al arma, por eso no la hice antes —reconoce apenada—, no creí que me lastimaría así...

—Eso..., eso fue increíble —susurra Nate nervioso—. ¿Cu-cuándo la aprendiste? —se aprieta la nariz antes de toser.

—Hace meses en un libro, está fue mi primera vez poniéndola en práctica...

Los ojos de Nathan y Ekai se abren con sorpresa, los de Ekai por el hecho de haberlo aprendido de un libro, no practicarlo y pese a que hizo mal la postura su fuerza era adecuada, y los de Nathan por el hecho de que su primera vez fue buena.

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