『Capítulo I: Graduación』

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La ceremonia de graduación de la generación 1305-1315 concluye al atardecer con los hermosos rayos crepusculares despidiéndose por hoy. Dekka, una adolescente ordinaria, observa el cielo con tristeza y un nudo ya acostumbrado alojado en su garganta. El sentimiento de rechazo por sus padres le ha acompañado gran parte de su vida, tan acostumbrada que ya no duele tanto como antes, aunque eso no quita que sigue causando molestia en su pecho. Ellos se negaron a asistir a la ceremonia, puesto ser un militar es una deshonra para su familia y cualquier otra después de la masacre de hace trece años, puesto los rumores de que los militares lo hicieron no pasaron desapercibidos, sin quitar el hecho de que el caso de la masacre sigue sin resolverse después de tanto tiempo, eso fue la gota que rebasó el vaso, esa sangre aún pesa para los ordinarios de Tama, quienes siguen exigiendo por justicia.
Reteniendo las amargas lágrimas trata de disolver la molestia en su pecho y garganta, creyendo que ya ha llorado lo suficiente por culpa de sus padres.

Los graduados y respectivas familias abandonan orgullosamente la academia, planeando en voz alta las celebraciones por sus logros, lo cual solo aumenta el dolor en Dekka, aunque no es la única solitaria que puede escucharlos, hay otros dos que mantienen un dolor similar al no poder disfrutar de esas situaciones, uno de ellos lo sabe a medias, el otro lo perdió una noche de abril.
Johan, el llamado impuro por haber tenido doble nacionalidad, se detiene al lado de la adolescente, pensando lo mismo que ella, una soledad abrumadora, ese dolor que comparten aunque él lo desconozca.

—¿No vinieron tus padres? —le pregunta el pelinegro tomando asiento sobre un escalón del escenario, el brillo de sus ojos amarillos permanece apagado y su actitud vivaz de siempre es opaca.

—Tenían trabajo que hacer —miente Dekka viéndolo, percatandose de inmediato de su actitud sosegada—. ¿Y tú mamá? ¿Festejarán el logro? —cuestiona con intenciones de cambiar el tema de conversación, para ella hablar sobre su familia es un tema tabú que se niega a platicar con los demás.

—Ella sigue trabajando y saldrá tarde —exhala desanimado—. No es divertido festejar solo, de hecho me parece dolorosa la idea de hacerlo —Johan sonríe triste—. Supongo que haré lo de siempre —se encoge de hombros. Su madre es viuda y trabaja como jefa de seguridad en una empresa prestigiosa, su padre murió en la actual guerra contra Syurga cuando Johan tenía dos años, por lo que no lo conoció.

—Probablemente tengas razón... —titubea sintiéndose absurda.

Ella sabe que Liu, la madre de Johan, no la tiene fácil, es una extranjera que obtuvo su nacionalización luxiana después de casi diez años en el país, puesto no se casó formalmente con Hans, el padre de Johan. El dolor de Johan por no haber conocido a su padre y la ausencia de su madre es evidente en días como hoy.

—Tengo tanta hambre que me gustaría una gran cena —toma aire para eventualmente dejarlo ir, tratando de recuperar su animo vivaz de siempre—, pero no tengo dinero —confiesa rascándose avergonzado la parte posterior del cuello. Dekka sonríe ladeada por su sinceridad.

—Sería una buena manera de terminar un día tan agitado, las comidas instantáneas que consumí por falta de tiempo no fueron gratificantes —se queja sentándose al lado de él—, aunque tampoco tengo dinero —suelta una pequeña risa apenada.

Dekka posee una cantidad de dinero aceptable en su cuenta bancaria gracias a las becas y la obstinación de sus padres por llevar el gran gasto de la academia militar, ella no tiene acceso a la cuenta por su corta edad y  su padre es quien la administra dándole cierta cantidad al mes, los trámites para que solo ella tenga acceso se está llevando a cabo ya que pronto cumplirá la mayoría de edad para los dotados y ahora militares.
Detrás de ellos se encuentra Ekai, un compañero de clase, que escucha su conversación por curiosidad sin inmutarse por su indiscreción, siempre le dio curiosidad la manera en la que Dekka y Johan se protegen mutuamente sin siquiera ser amigos.

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