『Capítulo VIII: Juntos』

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—¿Estás bien? —la preocupación no abandona la voz de Johan, quién ayuda a sentar a Dekka.

—Sí... —masculla adolorida dejando ver la sangre de su nariz y una abrasión en la frente.

El dolor de la herida y la nariz permanecen en segundo plano para ella, quién está molesta por su debilidad haciéndola sentir impotente y frustrada, sin embargo también despierta sus ganas de ser más fuerte y mejorar para superarse a sí misma, para demostrar su valor.

—¡Maldito! —exclama Ekai destruyendo el domo de barro finalmente, su uniforme está claramente sucio al igual que sus brazos—. ¿Dónde está? —pregunta antes de ver a Dekka.

—Es un tiempo fuera, así que tranquilo, flamita —le contesta Johan con cierta molestia.

Ekai se acerca a ellos, hasta ahora la única con heridas visibles es ella. Dekka del bolsillo lateral del pans saca un pañuelo colocandoselo en la nariz para no seguir manchando su playera.

—¿Él se atrevió a tanto? —cuestiona Ekai con cierta indignación al verla.

—Parece que se toma las cosas demasiado enserio —musita débilmente Nathan recostándose en el césped viendo el cielo.

El uso de su don le esta pasando factura, ya que comienza a marearse y a cuestionarse cómo es que alguien puede permanecer en el ejército por decisión propia o solo para traer orgullo a su familia, para él no es algo divertido, no es algo que haría por decisión.

—Creo que fue demasiado lejos...

—Estoy bien —asegura Dekka interrumpiendo a Johan—. No deberían decir ese tipo de cosas, él tiene razón, soy débil y necesito mejorar, aquí no hay géneros así que no se preocupen por este tipo de situaciones...

—No tiene nada que ver con que seas mujer y mucho menos ordinaria, es el hecho de que te atacó con más fuerza de la necesaria, incluso parece que fue más en serio contigo —se queja Ekai cruzándose de brazos—. Pudo haberte tratado como a nosotros.

Arian la había atacado de una manera más hosca debido a que Dekka es la más débil de los cuatro, el ser ordinaria aunque sea difícil de aceptar, la verdad es que resulta una desventaja obvia, el planea dejarle ver la gran diferencia que hay entre ella y Johan, quién por ahora es el más débil de los dotados del escuadrón 20-20. Arian no lo hace con malas intenciones, al contrario, busca motivarla para convertirla en una militar promedio.

—Él tiene razón... —verbaliza Nathan desanimado.

—Y eso me levanta el ánimo —manifiesta—. Él es de los pocos que me ha tratado con igualdad —baja la vista recordando las miradas de burla y menosprecio de su primera profesora—, todos siempre han minimizado mi fuerza y lo peor que pueden hacer es subestimarme, porque significa que me ven como alguien débil —aprieta su agarre en el pañuelo aún en su nariz.

—Dekka —Johan traga saliva, no sabe cómo sentirse después de las palabras de ella ya que verla herida no es de su agrado.

—Quiero que me traten como su igual, no quiero que se dejen llevar por mi género y mucho menos por no tener un don genial —les sonríe agradecida, Dekka prefiere mil veces ser maltratada a una falsa amabilidad por lástima—. Necesito este tipo de situaciones para crecer como militar, para ser fuerte...

—¿Eres masoquista? —pregunta Johan con cierta diversión, tratando de relajar el ambiente.

—No —Dekka sonríe, sin embargo ellos no son capaces de verla debido al pañuelo que cubre parte de su boca—, simplemente que este tipo de acciones me ayudarán a mejorar, el dolor es parte de ello...

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