『Capítulo XII: Gemas de sangre』

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Dekka abre los ojos de golpe, dándose cuenta que está en una habitación desconocida. Con el cuerpo adolorido se toca el cuello sintiendo los vendajes, ayer después de verse forzada a cargar con el cuerpo inerte de Nathan fue capaz de llegar a dónde sabía que encontraría a alguien de su escuadrón, la casa en llamas, cuando sus ojos vieron al comandante se derrumbó inconsciente siendo lo último que recuerda. La puerta de la habitación se abre y Dekka toma asiento en la cama, viendo a Ekai entrar con una charola de comida seguido por Johan.

—¿Cómo está Nathan? —pregunta de inmediato Dekka, queriendo saber su situación.

—Sufrió una gran contusión, no ha recobrado el sentido, estará fuera del campo un tiempo —comunica Ekai dejando la charola en la mesita de al lado.

Ekai se siente avergonzado consigo mismo, ayer él también estaba presente cuando Dekka apareció con Nathan inconsciente. El uniforme de ella dejaba en claro la suciedad de una pelea y la sangre de Nathan, con las heridas sangrantes de su cuello y nariz. Al ver el estado de Nathan se sintió peor al dejar escapar al enemigo, por haber bajado la guardia.

—¿Estará bien? —vuelve a preguntar Dekka, tratando de no evidenciar su preocupación.

—Solo necesita descansar —responde Ekai con la vista en el suelo quedando de pie al lado de la cama.

—¿Qué sucedió ayer? —Dekka abraza sus piernas tratando de no pensar en Nathan—. Después de perder la consciencia —murmura avergonzada.

—En la casa se encontró evidencia de allanamiento, forzaron las chapas y la evidencia indica que estaban viviendo ahí, aunque ayer solo había dos enemigos se sospecha que es un grupo de siete personas —le informa Ekai—. El comandante fue al punto A en busca del enemigo, sin embargo solo encontró un gran charco de sangre... —los ojos de Dekka se abren en sorpresa y levanta la vista a Ekai, quién tiene los ojos zafiro puestos en ella.

—¿So-solo san-gre? —titubea Dekka temblorosa, sabiendo que al menos debía estar el brazo cortado del enemigo.

—Sí, ¿por qué? —ella niega agachando la cabeza—. ¿Debería de haber un cadáver? —el tono habitual de Ekai ha sonado como despectivo para Dekka, ella se tensa por la pregunta.

—No sabía que se había derramado tanta sangre —miente ella apretando con más fuerza sus piernas.

—El comandante sigue investigando sobre los motivos y posiblemente una estrategia para arrestarlos, después de lo de ayer no volverán a ese lugar ya que se encuentra bajo vigilancia —finaliza Ekai.

—¿Esta noche volveremos a salir? —cuestiona Dekka jugando con los dedos.

—Estás herida, debes estar bien primero —se queja Johan con un gesto de angustia.

—Mis heridas no son graves, Nate es el que permanece inconsciente en una cama —le replica Dekka molesta—. La orden era ir por Nate, cumplí mi parte pese... —cierra la boca cabreada.

«Fui por Nate pese a querer asegurarme de que Ekai estaba bien» piensa Dekka tragando duramente.

—Los jóvenes están llenos de energía que desde temprano la gastan en discusiones, ¿ah? —los tres ven la entrada de la habitación, viendo a Arian recargado en el umbral.

«Ni siquiera es tan viejo para hacer ese tipo de comentarios» se queja Ekai mentalmente.

—Señor...

—Está bien —Arian interrumpe a Dekka—. Desayuna, toma el medicamento y prepárate para esta noche —Dekka sonríe abiertamente.

—Comandante, es imprudente tomando en cuenta que tiene dos costillas fisuradas y la única razón por la que no llora ni se queja es por el medicamento que le administraron —objeta Ekai en desacuerdo.

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