『Capítulo II: Escuadrones』

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Tama es la única ciudad de Lux que se divide en secciones, cada una de ellas acogiendo una tribu, la de los dotados independientes de tribus, la ordinaria y la central. Cada sección cuenta con sus respectivos supermercados, tiendas, hospitales y escuelas de acuerdo a su educación. El centro es la única sección compartida, donde ordinarios y dotados pueden convivir, es la sección más importante de Tama, puesto se ubica el imponente cuartel central, el más grande de Lux. Al lado del cuartel hay un edificio donde traba e incluso habita el Gran Líder, la mayor autoridad del país.
En el centro también se encuentra ubicada la academia militar “Hope”, la academia de medicina “Kho”, las universidades dotada y ordinaria más prestigiosas y finalmente el hospital más importante de Lux.

Dekka entra a la academia con sentimientos agridulces, rememorando su esfuerzo y los problemas que fue obligada a superar por su “raza”, agradecida de haber completado su segundo objetivo, graduarse de la academia. Se dirige a la formación respectiva a su clase, en dónde ya están algunos de sus ahora excompañeros de aula, entre ellos Ekai, Nil, Pia, Ulrik y Nathan. Ulrik fue el principal matón que hizo de su estancia en la academia un infierno, mientras que Nathan es el mejor amigo de aquel que la molestaba.

—¡Es increíble que la ordinaria se haya graduado! —comenta Ulrik con cizaña. La palabra ordinaria no es un insulto, sin embargo él siempre lo ha dicho con un desagradable tono de superioridad que logra molestar a Dekka.

Ella lo ignora formándose tras Pia, Ulrik insatisfecho se acerca y queda frente a ella queriendo provocarla. El hecho de que los dotados sean la siguiente evolución de la humanidad les llenó el ego al grado de creer que tienen el derecho a menospreciar a los ordinarios, Ulrik lamentablemente viene de una gran tribu que se aferra a ese pensamiento, ser criado en ese ambiente le llenó la cabeza de esas ideas.

—¿Cómo aprobaste siendo tan inútil? —pregunta ladeando la cabeza—. Probablemente el sub-comandante Enzo te ayudó, después de todo eras su favorita...

—Esa acusación es grave —le responde Dekka con una expresión neutral, evitando caer ante sus provocaciones.

—Ulrik... —el tímido Nathan se acerca nervioso y avergonzado por la situación, sujetando con suavidad el brazo del pelirrojo—, es el último día... —súplica, Ulrik se safa del agarre de Nathan con cuidado de no lastimarlo.

—Cierra la boca, Nate —se queja el pelirrojo—, también es nuestra última oportunidad para burlarnos de la ordinaria —hace una bomba con el chicle—. Lo único que sabe hacer es blandir esa inútil katana de madera, hay que ser franco con los débiles, es lo menos que podemos hacer —suelta una pequeña risa.

Dekka siempre ha sido catalogada como débil por algunos profesores, quienes no pusieron esfuerzo en sus entrenamientos con esperanzas de que ella se diera por vencido, la hicieron sentir tan inferior y una perdida de tiempo que sus primeros dos años en la academia lo creyó, eso hasta que Enzo le mostró lo contrario al ser un dotado “defectuoso”.

—Cállate —masculla Dekka molesta, odiando que menosprecie las enseñanzas de aquel hombre que se convirtió en su figura paterna—. Eres tan básico que ni siquiera vale la pena corregir “katana de madera”. 

—Ese ego es patético viniendo de una ordinaria, eres tan débil que todos en la clase te apalearon, incluso los que no se pudieron graduar —sonríe acercando su rostro al de ella—. Sin las armas eres una niña inservible, sin posibilidades de sobrevivir —suspira ruidosamente—. ¿Verdad, Nate?

—Ah..., yo... —Nathan desvía la vista y se encoge de hombros. Su timidez y la incomodidad de la situación no le permiten expresarse como quiere, sin contar que es terriblemente sumiso ante Ulrik.

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