5 - Bradley

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No puedo evitarlo. La curiosidad puede más que el sentido común y de camino del trabajo hasta mi apartamento agarro mi teléfono y escribo el nombre que me ha estado dando vuelta en la cabeza desde hace horas: Melly Grant.

Por unos segundos, los pocos que tarda mi teléfono en agarrar señal y hacer la búsqueda que le pido, imagino que todo fue una confusión, y que no sólo Chad sino la mayoría de mis compañeros en la cocina confundieron a esta chica con alguien más, pero entonces el buscador me muestra los resultados del nombre y todos esos pensamientos se esfuman.

La chica que estuvo hoy en mi cocina tiene su propia página en Wikipedia. Eso ya de por sí tiene su propio significado.

Antes de entrar a las descripciones voy directo a las fotos, sólo para terminar con las pocas dudas que me quedan, y enseguida comprendo el comentario de Chad sobre los anteojos.

A primera vista, la chica que estoy viendo casi que no se parece en nada a la que conocí esta noche. Pero sólo a primera vista.

La chica de todas las fotos lleva unos lentes coloridos y bastante grandes, casi siempre tiene el pelo suelto y las puntas del mismo destacan con un rosado más fuerte que el vestido que llevaba hoy.

La chica de las fotos aparentemente no usa vestidos, los jeans parecen ser su prenda favorita y sus camisetas están todas decoradas con dibujos y palabras que mayormente no logro identificar.

La chica de las fotos no usa maquillaje, ni joyas, ni lentes de contacto.

A primera vista podría engañar a cualquiera.

Pero mirando un poco más las fotos no resulta muy difícil reconocerlas a una en la otra: la sonrisa siempre presente, la piel pálida, el castaño de su cabello... pero sobre todo esos ojos verdes que en las fotos destacan casi tanto como lo hacen frente a frente.

Me quedo mirando las fotos durante unos segundos más –siendo consciente que la persona sentada a mi lado prácticamente se encuentra comiéndose mi teléfono con los ojos- y luego cambio de página para volver a la descripción.

En pocos minutos me entero que Amelia "Melly" Grant no es ni de cerca lo que pude llegar a pensar en algún momento de la noche. En un principio mi cabeza la catalogó como la típica hija de padres ricos, acostumbrada hacer lo que se le antoje sin medir las consecuencias. Luego de que toda mi cocina reaccionara a ella como si la propia Taylor Swift se encontrara entre ellos, no pude evitar imaginarla como una nueva cantante de la cual claramente no había escuchado hablar.

Admito que estaba bastante equivocado, pero también que había un poco de verdad en mis pensamientos.

Después de todo, Melly Grant sí es la hija de un gran empresario, dueño de una línea de hoteles demasiado reconocida en el país. Y, por otro lado, yo definitivamente no había escuchado hablar de ella.

Sin embargo, no es un cantante.

Melly Grant es básicamente una influencer de veintitrés años que se gana la vida publicando videos en internet. Según su información personal, tiene una cuenta principal en la que sube cosas sobre videojuegos –reacciones, ella jugando, o cosas similares-, y donde últimamente de forma esporádica también ha estado publicando sobre diversas experiencias que tienen que ver con distintas cosas de su vida.

Por otro lado, también tiene una cuenta de Instagram en la que no sólo también sube videos, sino que se la pasa publicando cosas que me dan a entender que ese teléfono que vi esta noche permanece pegado a su mano casi las veinticuatro horas del día.

A pesar de que no la utilizo, tengo una cuenta de Instagram que mi mejor amigo me obligó a crear ya hace un tiempo, y la utilizo ahora después de, bueno, casi todo ese tiempo, para inspeccionar el perfil de mi última clienta.

El Juego Termina Contigo [ GAME OVER #1 ]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant