14 - Melly

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Parker está enojado.

Esa es una de las cosas en las que no puedo dejar de pensar mientras miro por la ventanilla de su auto hacia la calle abarrotada de... bueno, otros autos. Hace unos quince minutos que no nos movemos y él está convencido de que vamos a llegar tarde.

Le dije que no importaba, que nadie iba a morir si tenían que esperarnos unos pocos minutos, pero él sólo se limitó a gruñir un poco y a decirme que no le dijera cómo hacer su trabajo. Le arrojé una botella de agua vacía que encontré en el piso de su auto y desde ese entonces no hemos hablado.

La segunda cosa en la que no puedo dejar de pensar es que esto claramente no es nada parecido a una cita.

Bradley se encuentra en el asiento trasero del coche, justo detrás de Parker, por lo que sólo tengo que girar un poco la cabeza para observarlo y hablar con él, pero no es lo mismo a tenerlo al lado.

Cuando llegamos al auto de mi amigo, él fue directo hacia la puerta trasera mientras que Parks me dedicó una mirada que me decía que ni se me ocurriera dejarlo sólo ahí adelante porque él no era chofer de nadie. Y la verdad es que tampoco pensaba hacerlo. Sí se me pasó por la cabeza, pero fue un pensamiento fugaz que descarté porque conozco a Parker tan bien como él me conoce a mí.

Sin embargo, no puedo negar que esta no es la forma en la que quería pasar mi día con Bradley.

Hablamos un poco ni bien salimos a la calle y cuando aún nos estábamos moviendo. Le pregunté qué había hecho en los últimos días y nos contó que, básicamente, no hizo más que trabajar. Así que le pregunté cuál había sido el plato más raro que había hecho en esos días.

Mi pregunta lo hizo reír, pero aun así contestó: sopa roja de pescado con pulpo y mejillones. Yo sólo me lo quedé observando con evidente horror en mis ojos, mientras que Parker continuó la conversación pidiéndole todos los detalles. Dejé de escucharlos como en el segundo paso, cuando comenzó a hablar de pieles y espinas de algún pobre Nemo que aparentemente no había tenido una buena vida.

Luego de eso nos quedamos atascados en el tránsito y nadie más habló. Bradley se las arregló para camuflar una carcajada con una tos cuando le arrojé la botella a Parker, pero no mucho más.

Ahora siento como si nos encontráramos en una sala de espera en el consultorio de un dentista, donde todos tienen miedo de hablar porque nunca se sabe qué tan grande va a ser el dolor que les aguarda.

Odio las salas de espera.

Suelto un suspiro y me giro una vez más en el asiento para mirar a Bradley, tratando de que el cinturón de seguridad no me asesine en el intento. Parker mira en mi dirección, pero mayormente me dedico a ignorarlo.

El cocinero en el asiento trasero ya me está observando con una sonrisa, como si mis maniobras sólo hubieran sido pensadas para divertirlo. Bien por él.

-¿Cómo llevas tu nueva popularidad, Bradley Page?

Su sonrisa crece un poco más, probablemente porque ya le hice esta misma pregunta.

-¿Hasta ahora? No tan mal, si dejo a un lado que tuve que desactivar las notificaciones de mi teléfono y que no comprendo por qué tantas personas podrían llegar a estar tan interesadas en "seguirme". Vuelve a hacerme esta pregunta mañana luego de volver al trabajo.

Asiento, sin siquiera molestarme en ocultar la sonrisa que me genera el saber que prácticamente ya tenemos planes para mañana, aun cuando sólo sea tener una conversación. Dios, soy patética.

-¿Nadie te dijo nada?

Sacude la cabeza.

-Como te dije, fueron dos días muy ocupados y ayer publicaste el video cuando casi todos nos encontrábamos en la cocina. Si alguno de mis compañeros lo vio al salir del trabajo o en algún momento de esta madrugada, no tuvo tiempo de decir nada.

El Juego Termina Contigo [ GAME OVER #1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora