10 - Melly

155 29 1
                                    

Si bien todo estuvo bastante tranquilo y natural mientras hacíamos las compras, puedo notar cómo Bradley comienza a tensarse mientras acomodamos las cosas en la mesada de la cocina. Aun cuando todavía estén apagadas, sé que le molesta la presencia de las cámaras.

No es el primero a quien le pasa.

En los últimos meses he hecho demasiados videos con personas que no están tan acostumbradas a esto como a estas alturas de mi vida lo estoy yo.

Una chica con quien hicimos un video sobre animalitos hechos con cerámica estuvo al borde de un ataque de pánico cuando la dejé sola por algo así como un minuto, todo porque necesitaba ir al baño. Un chico que hacía manualidades con palitos de helado comenzó a reír histéricamente cuando encendí las cámaras e hizo lo mismo cuando decidí apagarlas. Otro chico que era excelente haciendo peinados se puso a llorar antes de terminar el video, porque estaba orgulloso de sí mismo y también porque no sabía cómo iban a tomar sus padres sus elecciones de vida.

Así que estoy familiarizada con todas estas clases de nerviosismo. Por eso mismo prefiero que las filmaciones sean siempre lo más privadas que me sea posible, de esa forma mis invitados no se sienten intimidados por las reacciones de los demás.

Ahora me quedo observando a Bradley –mientras en pocos minutos le da más uso a las cosas de mi cocina del que yo le he dado en los últimos años-, mientras me encuentro prácticamente recostada encima de la mesada y pienso qué es lo que puedo hacer para que se sienta mejor.

-¿Quieres que te cuente, más o menos, qué clases de videos hago?

Sus mejillas se encienden un poco mientras pasa la harina a unos bols de vidrio que no sabía ni que tenía, pero no puedo analizar mucho su reacción porque se da vuelta antes de responder.

-Estuve viendo tus videos.

-¿De verdad? –no hay forma de evitar la sorpresa en mis palabras. En vez de girarse hacia mí, él asiente. Tampoco hay forma de evitar mi sonrisa-. ¿Cuáles?

Bradley se gira una vez más, pone algunos cuencos sobre la isla de la cocina, y deja algunos huevos dentro. Vuelve a hacer el mismo proceso unas dos veces más, preparando todos los ingredientes, hasta que finalmente se aclara la garganta y alza la mirada para encontrarse con la mía. Sus mejillas aún están un poco coloradas.

-Te vi bailando tap –ahora es mi turno de sonrojarme, lo que hace aparecer su sonrisa-. O, bueno... intentando bailar tap.

Suelto un gruñido del cual mis padres no estarían orgullosos y termino enterrando la cabeza entre mis brazos sobre la isla, lo que hace que Bradley comience a reír.

-No estuvo tan mal.

-No me mientas, Bradley Page –mis palabras se oyen amortiguadas, así que vuelvo a alzar la cabeza. Él aún está sonriendo-. Yo sé qué tan mal estuvo. Fue uno de los peores videos que he hecho y aun así es uno de los que más se ha visto. ¿Sabes qué tan humillante es eso?

No tarda en volver a reír, lo que es un claro indicativo de que no le importa ni un poco mi humillación, pero al menos se lo ve más relajado. Nada como como un poco de vergüenza ajena para sentirse mejor. No es que importe, claro, con amigos como los que tengo ya estoy bastante acostumbrada.

Por eso no me importa hacer la siguiente pregunta.

-¿Has visto más? –su sonrisa desaparece, el color en sus mejillas regresa y sé cuál es su respuesta incluso antes de que asienta con la cabeza-. ¿Muchos más? –vuelve a asentir y el color se intensifica, lo que me hace sonreír-. ¿Acaso viste todos mis videos, Bradley Page?

Vuelve a aclarar su garganta y a evitar mi mirada, nuevamente acomodando las cosas en la mesada.

-Claro que no vi todos tus videos, Amelia –acomoda un par de cosas más, pero no lo interrumpo, porque algo en su voz me dice que no terminó lo que tenía para decir-. Había demasiados y yo tenía que trabajar.

El Juego Termina Contigo [ GAME OVER #1 ]Onde histórias criam vida. Descubra agora