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-¿Qué clase de espectá...? ¡Steve!

El rubio cargó a su novio como si fuera un costal de papas, se encaminó a la habitación de este y cerró la puerta para seguidamente arrojar al contrario a la cama sin ningún tipo de delicadeza. 

El soldado ya no estaba tan seguro de lo que iba a hacer, sería su primera vez con un hombre y aunque ya se había informado del tema mucho antes de estar con Tony, le daba miedo el no saber hacerlo o llegar a lastimarlo, es más, estuvo a punto de echarse para atrás, pero recordar la forma en que Strange y su castaño se llevaban le hacía desbordar en celos. 

-Señor Stark, es momento de hacerle saber que soy mucho mejor que ese hechicero- Steve lo miraba con la excitación marcada en aquellos zafiros azules.- Desnúdate. 

Su voz sonó demandante, tan exquisitamente fuerte, grave y ronca, igual que cuando ordenaba algo en las misiones, un tono de voz tan varonil que hacía al genio temblar en su lugar. 

-¿Estás celoso, Steve?

Para Tony, eso ya había quedado claro, pero quería ver si podía llevar al Capitán al límite, quería ver a Steve fuera de sí ardiendo en celos.

Recostado en la cama, fue deshaciéndose de sus ropas, prenda por prenda, primero fue la camisa, luego el pantalón y por último su ropa interior, todo bajo la atenta mirada del rubio, el cual lo recorría de pies a cabeza sentado en la esquina de la cama. Sin embargo, eso era insuficiente para Stark, quien giró sobre sí mismo para darle una de las mejores vistas de su cuerpo, enterró la cara en la almohada y levantó más el trasero dejándolo a merced del rubio.

Los hermosos ojos azules brillaron, Steve estiró la mano izquierda hasta su espalda baja, recorriendo de arriba a abajo su cuerpo, poniéndole la piel erizada con cada toque, incrementando la intensidad cuando con las dos manos, tomó las nalgas y las separó, dejando a la vista su entrada aún sin dilatar y con el mismo morbo que tenía, las soltó, mirando el exquisito rebote entre estas. Por otro lado, Tony estaba sonrojado hasta las orejas, podía sentir los ojos azules de su rubio comérselo con la mirada. 

-Dejar que ese mago de quinta se quede en la torre Tony....- el mencionado trato de girar su cuerpo, pero fue retenido por los fuertes brazos de su amante- Quédate quieto. 

Steve acercó su cuerpo al del menor pegando sus labios a la bronceada piel, repartiendo besos por su cuello y nuca. Por momentos, el castaño volteaba la cara para que el rubio lo besara, pero este simplemente, dejaba un beso en su mejilla, sabiendo que a su pareja le gustaba besarlo, así que ese sería su “castigo”: no hacerlo. 

Continuó con su trabajo, repartiendo besos por toda la espalda hasta llegar de nuevo a las nalgas, separándolas, para meter la cara entre ellas y pasar la lengua juguetonamente por el agujero, no sabía si lo estaba haciendo bien, pero a juzgar por el grato gemido de Stark, suponía que le gustaba. 

Y es que era la primera vez que alguien le hacía eso a Tony, el cual sin tener una experiencia anterior para comparar, podía afirmar que era una de las mejores sensaciones que le podían pasar en la vida, así que, sin importarle si sonaba en toda la torre se permitió gemir y maldecir fuerte. Ambas manos del soldado eran usadas para separar las nalgas de su novio, queriendo tener un mejor acceso, estando un rato metiendo y sacando la lengua hasta que en un punto, metió uno de sus dedos, intentando meterse en esa estrecha entrada. 

Debido a la sorpresa, el castaño hizo un pequeño movimiento hacia adelante causando que de inmediato el rubio lo regresara a su posición, pero no pudo evitar que el dedo de este, entrara de lleno y sin cuidado, obteniendo como respuesta un grito por parte de Tony, debido a que la intromisión fue repentina y evidentemente, le había dolido horrores. 

"Inicio del trauma"Where stories live. Discover now