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OTRO DÍA, OTRO TEMPRANO DESPERTAR. Abrí mis ojos, respirando la colonia de JJ mientras mi cara estaba presionada contra su pecho, y su brazo todavía a mi alrededor. Por el sonido de su respiración, asumí que todavía estaba dormido, y aunque todavía estaba un poco oscuro afuera, podía ver el contorno de su rostro. JJ, tan despreocupado como a menudo se describía a sí mismo, también podía ser una de las personas más estresadas que jamás hayas conocido. Además de Pope, al menos. Nadie podría superar a Pope. Y aunque JJ nunca lo demostrara realmente con su lenguaje corporal, nunca podía ocultarlo en sus ojos o sus sutiles arrebatos, o sorpresas. A veces, si estaba realmente estresado, lo encontraba mordiéndose las uñas, jugando con sus anillos o pulseras y, a menudo, jugaba con su cabello. Como si su estrés fuera tanto a veces, que simplemente no podía relajarse por un momento y asimilarlo.
Ahora, sin embargo, estaba realmente relajado. No se pasaba los dedos constantemente por el pelo ni lo pellizcaba. Tenía rasgos faciales suaves, sus ojos estaban en reposo y su respiración era lenta.
Levanté lentamente su brazo, sacándolo de alrededor de mí antes de rodar con cuidado fuera de la hamaca, tratando de no aterrizar en el suelo con un ruido sordo. Me quedé allí, en el suelo, esperando alguna señal de que se despertara, pero no había ninguna. Me levanté y limpié la suciedad de mi ropa antes de mirar hacia el muelle. Podría hacer una de dos cosas: ver el amanecer desde el muelle o ver el amanecer desde la playa.
Tendría que caminar para llegar a la playa, pero la cosa era... incluso si estaba considerablemente en la parte más mierda de la isla, de alguna manera tenía la mejor vista. Me alejé lentamente de mis amigos dormidos, tratando con cuidado de evitar pisar las ramas o tropezar con las rocas. Cuando pasaba junto a la camioneta, comencé a caminar normalmente, solo para escuchar el chasquido de una rama. Me detuve, tratando de escuchar cualquier otro sonido en caso de que fuera yo quien lo causara.
－¿A dónde vas?
Me di la vuelta, salté hacia atrás y me agarré del pecho.
－Jesús, JJ ¿qué demonios?－Susurré, negando con la cabeza.－Pensé que estabas dormido.
－Por favor, Junie. Estábamos acurrucados en una hamaca y tú te levantaste, no fue exactamente discreto－ se rió, cruzando los brazos.－¿Entonces a dónde vas?
－A pasear.－Arqueó una ceja y suspiré, cruzando los brazos.－A la playa.
－¿Ibas a caminar... a la playa... al amanecer?
Me encogí de hombros.
－¿Sí? Ahí está la mejor vista al sol.
Suspiró, descruzó los brazos y agarró una de mis manos. Caminamos hacia su motocicleta y la agarró con la otra mano, accionó el freno y la trajo con nosotros mientras caminábamos hacia la carretera principal. Volvió a poner el freno antes de quitar el casco del manillar y entregármelo antes de subirse.
