Declaración de guerra

213 18 2
                                    

Tres días, pasaron tres días desde que sintieron aquel extraordinario pero peligroso cosmo en alguna parte del mundo, tanto Hades como Athena habían ubicado el lugar en Norteamérica en Canadá más específicamente, pero cuando fueron a ver si es que había algún indicio del enemigo no encontraron nada más que restos tanto de aquel cosmo como del lugar ahora en ruinas en el que se había desatado todo.

Nadie sabía que había pasado, lo poco que lograron obtener era lo único que se sabía, los oficiales a cargo de la investigación no tenían indicios de lo que pasó. Aquel incendio fue casi masivo pero no habían muestras de haber sido provocado por algún producto inflamable ni tampoco de algún factor natural.

Saori los había llevado a casi todos, las amazonas se quedaron en la mansión a investigar de otras maneras, mientras los caballeros resguardaban a los dos dioses de los cuales el dios de la muerte se mantenía alejado de ellos con interacciones al mínimo y solo abordando lo necesario, no participaba cuando se reunían a hablar sobre algo, se mantenía al margen y desde la última plática que tuvieron él y Shun, no había hablado ni conversado con nadie a placer. De alguna manera esa actitud aliviaba un poco los temores y la desconfianza de todos los caballeros o al menos de casi todos. A Shun no le importaba mucho que pasara poco o mucho tiempo con ellos, su propia mente le hacía divagar de vez en cuando hacia otras cosas menos importantes pero no menos extrañas, con eso en mente ni siquiera llegaba a sentir temor o malestar cuando estaba frente a aquel hombre, no sabía si era por el lazo que los había unido en el pasado pero no le temia, no dudaba de él, no desconfiaba y cada vez que decía una palabra, él sabía de inmediato que era cierta.

En ese tiempo Shun no supo nada sobre Ikki, continuaba igual de perdido que cuando se fue aquella noche, ningún mensaje ni nada parecido, no tenían como tal teléfonos pero si otras formas de llegar a comunicarse, antes de la batalla contra Hades habían sido cartas escritas a mano que llegaban a la mansión de manera poco convencional.

Ahora mismo se encontraban en un hotel cerca del lago en dónde se supone que había pasado todo, y era extraño ver la magnitud de todo ese poder, tan potente y grande como el de un dios que no se limita a las leyes que todos seguían incluso cuando aún se daban las guerras santas.

Hades- parece más un ataque de ira.

Saori volteo a verlo después de observar el alcance de esa energía, varios metros alrededor de aquella casa hecha cenizas, también pensaba lo mismo, pero ¿Porque? De lo poco que llegaba a recordar de sus vidas pasadas y anteriores reencarnaciones podía asegurar que aquel no actuaba solo por capricho.

No había mucho que hacer en realidad, sus caballeros estaban en los alrededores buscando cerca del lago o en el interior del bosque tratando de encontrar algo que les ayudara a lo que sea. Casi no tenían nada, no era como los otros dioses que de frente les declaraba la guerra y les esperaba en algún lugar a que murieran o a que lo asesinaran, eso era frustrante porque no sabían que hacer.

Shun se había internado en el bosque, tenía ropas que iban acorde al país en el que estaban aunque no tuviera frío por su entrenamiento, el calor tampoco era problema a fin de cuentas. Prestaba atención a cada cosa que veía, buscaba algún rastro del cosmo que alcanzo a sentir en la zona del incendio pero no había nada.

Estaba casi tan desesperado por la falta de actividad como sus hermanos, de no ser por los sucesos que había vivido con Aome se sentiría peor, no estaba seguro, le agradaba pensar en ella, le calmaba saber que no le había juzgado tanto como pensó que lo haría, sabía que no le creía del todo pero mínimo lo había aceptado, él tampoco se creería a si mismo si se enterará de eso teniendo una vida más normal.

Algo llamo su atención, un residuo, apenas una chispa viva de una energía, la misma prácticamente que había sentido cuando vieron aquella escena tan devastada, por obvias razones se decidió por seguir a aquel casi imperceptible llamado, aunque dudo por unos momentos, no llevaba su armadura consigo así que no podría defenderse de aquel enemigo como debía de ser.

un viaje al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora