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Hay tradiciones de todo tipo.

Tradiciones que provienen de cualquier lugar.

Con historias fascinantes, con legados importantes, con comunidades interminables. Las tradiciones son costumbres, prácticas, que se transmiten de generación en generación en cualquier sociedad. Los miembros de tal sociedad, siguen el legado; obedientes, dichosos, incluso llenos de orgullo. Porque la tradición es un componente de su educación, de su realidad, de su círculo, y de su gente.

¡Tonterías!, es lo que pensaría Kim Taehyung. Tradiciones de mierda, sociedades de mierda, costumbres de mierda. ¡Todo es una mierda! ¿¿Seguir el legado con orgullo?? ¡Cierren ese hocico apestoso!

Y, bueno, Tae es un poquito gruñonsito.

Paciencia, señor.

Como sea, y sí, sociedades. También hay de todo tipo.

Hay macro-sociedades, que siguen tradiciones respetables; como la gran sociedad coreana, que celebra Chuseok en Otoño. Celebrando su cultura, sus raíces y tierra. Todo el país en conjunto uniéndose, para traspasar de generación en generación el júbilo por la patria y sus cosechas.

Todo muy lindo hasta ahí.

Sin embargo, también pueden haber micro-sociedades.

Pequeñas sociedades dentro de una macro-sociedad, que pueden seguir tradiciones algo... cuestionables, en opinión del Omega gruñón. Costumbres que solamente siguen ellos, debido a su estatus, posición social, mentalidad, convicciones y entre otras muchas cosas más.

Sip, sociología básica.

Y, ¡vaya!, sorpresa, es ese precisamente el caso de la sociedad rica, adinerada, y elitista del distrito de Gangnam en la ciudad capital de Seúl.

Que sigue una tradición un poco... De mierda.

Repetimos, claro, en la muy amable y amorosa opinión de Taehyung.

—Quita esa cara de culo, ¿quieres? —Seokjin le bufó.

El comedor del colegio privado más exclusivo de Gangnam está a reventar. Con mesas llenas de estudiantes revoloteando con extrema elegancia por el lugar, Omegas, Alfas y Betas vestidos con el uniforme escolar más fino de Corea del Sur. La clase, el dinero y los lujos desbordan por todas partes, y jovencitos educados a más no poder disfrutan de su almuerzo antes de volver a clase.

La impoluta sociedad de los ricos del distrito de Gangnam-gu.

O más bien, de los hijos de los ricos.

Y Tae y Jin, son fieles miembros.

Un Omega de cabellos castaño caramelo, y ojos color miel, le devolvió la mirada a su amigo. Taehyung, sentado y cruzado de piernas en la posición más agraciada que verán tus ojos, se limpió tan fino como pudo el polvo inexistente de la corbata de su uniforme escolar.

—No me toques las pelotas —susurró entre dientes.

Vaya contraste, pero qué boquita, eh.

Jin enarcó una ceja, sin poder evitar reírse por lo bajo, y tener que tapar educadamente su boca con su mano. También siendo un Omega de lo más ostentoso, rubio y de ojos claros verdes, Seokjin y Taehyung conforman una dupla de lo más distinguida.

—Detesto este mes y lo sabes —volvió a susurrar el castaño, ahora poniendo su atención en su almuerzo a medio comer.

—Es el mes en el que la empresa de tu familia gana más dinero, no entiendo de qué te quejas —seguía riendo el rubio.

El Recolector De Corazones Jeon JungKook. >> KookV. Where stories live. Discover now