Capítulo 34

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Ha pasado casi un mes desde que Hayden se fue. No he recibido ni un mensaje ni mucho menos una llamada, es como si se hubiese desvanecido por completo. Durante los primeros días, no pude evitar llamarle, estaba tan desesperada por tener noticias de él que poco me importo parecer una acosadora. Hubiera dado lo que fuera por que contestara una de mis malditas llamadas, pero nada. Él simplemente se fue. Creí que me acostumbraría a su ausencia, pensaba que mientras más pasaran los días menor sería el dolor de no tenerlo a mi lado, pero siendo sincera, siento que yo también me estoy desvaneciendo con él. No ha sido nada fácil tratar de acostumbrarme a la idea de que jamás volverá. Sé que Hayden lo hizo para protegerme de un psicópata que quiere hacerle daño, el problema es que me está matando no saber nada de él. Quisiera saber en donde se encuentra, si está bien o si necesita algo. La maldita angustia ha sido una agonía constante en estas últimas semanas y aunque he intentado distraerme con las clases y llenándome de trabajo, parece que nada funciona, mi mente solo puede pensar en Hayden.
Nunca me había sentido tan perdida en toda mi vida. Siento como si mi mundo se estuviera cayendo, pedazo a pedazo, hasta no quedar nada. Pienso una y otra vez en todo lo que pasó, tratando de buscar una solución y hacer que vuelva a mí, pero me es imposible. No tengo ganas de hacer nada, el equilibrio de mi vida está perdido y mi cuerpo duele de una manera inexplicable. Me resultó más fácil la primera vez que terminamos porque sabía que estaba ahí, Hayden seguía en la misma universidad que yo y además algo en mi interior me decía que no se daría por vencido tan fácilmente, en cambio ahora me doy cuenta de lo complicado que es sobrellevar una ruptura. Jamás pensé que terminaríamos así, sin hablar. La parte incrédula de mi ser esperaba que todo fuera parte de una broma, que Hayden tomaría el teléfono en cualquier momento y me llamaría para decirme que todo fue un engaño. Claro que los sueños son solo eso, simples imaginaciones de lo que desearías que sucediera en realidad.
No sé cuánto más voy a aguantar, prácticamente me la vivo llorando y sin salir de mi habitación. Había vuelto al departamento con Mia y Josh, ya que estar en una casa repleta de recuerdos me habría hecho más difícil la tarea de seguir adelante. Por suerte, esta vez no había llevado equipaje, lo único que me lleve de ahí fue el pobre Salem que se quedó igual de desolado y abandonado que yo. Este pequeño peludo ha sido mi compañía y el único consuelo que he tenido en las últimas semanas. No me gustaba menospreciar a mis amigos, después de todo, ellos también han sido un gran soporte en mi vida, pero lo que menos quería justo ahora era estar en compañía de personas que pudiesen preguntarme sobre lo que pasó porque ni siquiera yo tenía una respuesta. Solo necesito tiempo para procesar todo lo ocurrido y pensar en mi futuro. Sé que el dolor pasara, lo sé porque ya he vivido esto. Tengo que recuperar la misma fuerza que tuve hace dos meses, me lo debo a mi misma y sobre todo no puedo permitirme dejarme caer. No de nuevo.

Era domingo y aún faltaba una semana más para terminar el horrible mes de noviembre. No tenía ánimos de hacer nada en especial, me encontraba envuelta en mis cobijas mientras acariciaba la suave y pequeña cabeza de Salem. Miré mi teléfono con la esperanza de encontrar un mensaje, pero lo único que vi fue que pasaban de las cuatro de la tarde. Lo primero que pensé fue en que aún no desayunaba ni comía, no le di mucha importancia ya que últimamente mi apetito ha disminuido, supongo que se debe a la tristeza. Me negaba a salir de estas cuatro paredes y aunque me gustaría quedarme aquí, sé que Mia tumbaría la puerta si no salgo en los próximos cinco minutos. Con mucha pesadez, me quite de encima las sábanas, cobijas y almohadas que cubrían mi cuerpo para levantarme de la cama. Tomé a Salem en brazos antes de salir de mi habitación y para mi mala suerte, Mia se encontraba sentada en la sala viendo un capítulo de Friends. Me sorprendió lo bien que se veía. Tenía ondas en el cabello, mucho maquillaje y un jumper negro con una blusa de rayas blancas y grises por debajo. Verla me hacía sentir peor conmigo misma ya que yo llevaba puesto el mismo pantalón de pijama con estampado de aguacates y una blusa blanca desde hace dos semanas.

Soy Tuyo (2)Where stories live. Discover now