01

824 46 20
                                    

M A T E O

Seis meses antes.

❝  Ella es así y eso me enamora
cada día un poco más. ❞

es una persona
maravillosa y a pesar
de todo siempre lo será.

Los pasos de mi inquieta novia se escuchaban por toda la casa mientras preparaba su mochila.

— Prométeme que no me dejarás trasnochar tanto entre semana — dijo cuando se sentó en la cama a ponerse las deportivas.

— Puedes estar tranquila Guppy, yo me encargo.

Darla giró su cuerpo y me miró con la ceja alzada.

— ¿Algún día dejarás de llamarme así? Es horrible en serio.

El apodo surgió cuando me enteré de su peculiar apellido alemán, Fisher. Inmediatamente me vino a la mente el pescado (aunque en realidad la traducción es pescadero) y me acordé del trabajo sobre ese animal que me mandaron hacer cuando era más pequeño, tenía que buscar cinco especies a punto de la extinción y el que más me gustó explicar fue Guppy por la peculiaridad de su aspecto. En resumen, le llamaba así porque su apellido me recordó a un pez pequeño y colorido.

No me juzguen y tampoco esperen mucho de una persona a la que llaman Trueno.

— Es perfecto, no sé que dices.

Me regaló una pequeña sonrisa y le di la última calada a mi faso mañanero antes de dejarlo sobre el cenicero. A mi lado Spot observaba como soltaba el humo en unos cuantos círculos mientras disfrutaba de mis caricias por su pelaje.

— Vamos — me levanté de la cómoda cama y le tendí la mano.

Darla estaba a punto de terminar la carrera de periodismo mientras que yo estaba más centrado en la música, pero ese hecho no me impedía llevarla todas las mañanas a la universidad.

Nos montamos en el coche y puse la calefacción al máximo en lo que ella se encargaba de la música, nuestra rutina de todos los días. Era una pasada compartir gustos musicales con la chica que amas.

Aparqué en la entrada de la uni diez minutos después.

— ¿Vendrás a recogerme?

— Claro reina.

Asintió con una sonrisa y me dio un pico que alargué lo suficiente para que se convirtiera en beso.

— ¡Darla!

— Me están esperando.

Miré más allá de ella y saludé con la mano a su amiga.

— Lupe cada día está más enana — me reí.

— Habló el mismísimo Koby Bryant — se burló.

— De qué me hablas pitufina.

Me dio un golpe indoloro en el hombro y bajó del carro.

— Suerte con el examen que tienes amor.

Volteó, me lanzó un beso y avanzó hasta su amiga. Cuando ambas entraron en el edificio arranqué para volver a casa de nuevo.

— ¡Ya llegué Spot! — lancé las llaves a la mesilla. El gato salió de su escondite y me dio la bienvenida con un aullido. — ¿Desayunamos? — le alcé hasta que su pequeña cabeza estaba alineada con la mía.

Sus ojos observaban los míos y lo tomé como sí, por lo que entré a la cocina y le dejé el cuenco lleno de comida. Por mi parte me comí un tazón de cereales.

Cuando los dos terminamos, nos acomodamos en el sofá y vimos cualquier tontería en la televisión.

٭٭٭

Los sonidos que emitía el felino me despertaron en el momento que mi teléfono se iluminó.

— ¿Qué ocurre Spot?

Lo agarré y vi que se trataba de Darla.

Uh, re colgué.

GuppyFisher

mateo dónde estás?

no me digas que te dormiste otra vez

mateooooooo

ay no, yo te mato

El último mensaje lo mandó hace veinte minutos.

perdón amor, ya mismo voy

Bloqueé el teléfono ante la atenta mirada del animal.

— No me juzgues Spot, tú no.

El gato maulló y yo salí por la puerta lo más rápido que pude. Unos instantes después estaba en la entrada y la visualicé sentada en la acera, cuando se percató del coche alzó la vista y me sonrió a pesar de haberme olvidado.

Ella es así y eso me enamora cada día un poco más.

si te vas; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora