05

347 36 1
                                    

D A R L A

Cuatro meses antes.

❝ Sabes que te puedes venir conmigo. ❞

lo sabía pero siempre
se negó, en cambio yo hice
lo posible por nuestra relación,
porque se mantuviese viva.

Salí del baño enrollada en la toalla después de una larga ducha en el que mis músculos pudieron relajarse. Mateo estaba sentado en la cama con mi bolso en las piernas.

— ¿Todo bien? — me metí al vestidor y comencé a ponerme el pijama. Al no tener respuesta asomé la cabeza, él seguía en la misma posición y una vez vestida me acerqué hasta estar de frente. — Amor — alzó su mano con la carta entre los dedos y posó su mirada en mi.

— ¿Cuándo pensabas contármelo? —suspiré sentándome a su lado.

— No me ha dado tiempo.

— Esto lo sabes desde antes Darla, no me mientas.

— Sé la propuesta desde hace meses, pero formalmente me lo ha dado mi padre esta tarde.

— ¿Aceptarás?

— Sí — se levantó de la cama y empezó a pasearse por el cuarto.

— Mateo, yo...

— ¿Me vas a dejar? — preguntó mientras tiraba de su pelo castaño.

— ¿Qué? ¡No!

— ¿No? — largó una risa amarga. — ¿Piensas mantener una relación a miles de kilómetros de distancia?

— ¿Que opción tengo? Estamos hablando de mi futuro Mateo.

— ¿Y yo no estoy en tus planes Darla? — cuestionó parándose en frente.

— Sí pero... Es lo que siempre he querido desde pequeña y no puedo desperdiciar la oportunidad.

— Tu padre debe estar detrás de todo esto.

— No, esta decisión la he tomado yo sola, él solo me ha ayudado a conseguirlo — negó con la cabeza alejándose de mi.

Capaz me había equivocado en no contárselo antes, pero ser periodista siempre fue mi sueño y no pensaba dejar pasar ese tren.

— ¿Entiendes que te vas a Alemania, Darla? No te vas a Chile o Perú, te vas a Europa.

— No pienses en eso.

— ¿¡En qué mierdas quieres que piense!? ¡Mi novia se va a otro continente por Dios sabe cuánto tiempo!

— Piensa en que estoy cumpliendo un sueño — murmuré. Al no obtener respuesta seguí hablando. — Piensa en que yo siempre te apoyé en tus decisiones.

— No es lo mismo.

— ¿Por qué no? ¿Cuantas veces tuviste que ir a otros países Mateo?

— Muchas — admitió.

— ¿Te reproché en algún momento?

— No — responde. Nos quedamos en silencio, esperaba que se diera cuenta de la situación. — ¿Cuándo te vas? — preguntó después de unos segundos.

— En dos semanas — dije en bajito por miedo a su reacción.

— ¿¡En dos... !? — se dio la vuelta incapaz de acabar la frase y salió del cuarto, no dudé en seguirle. Una vez en el salón, agarró las llaves del coche y se dirigió a la puerta pero pude interponerme en el camino.

— Mateo por favor, vamos a hablar ¿sí?

— No Darla. Me parece perfecto que tomes decisiones sobre tu futuro pero te recuerdo que yo formo parte de el y no me puedo enterar de un día para otro que te vas a otro país, joder ¿tan difícil es de entender?

— No amor, claro que no. Lo siento debí decirte algo... — dije posando mis manos en sus mejillas.

— ¿No puedes encontrar trabajo aquí?

— Las sucursales de la empresa de mi padre están allí — hizo un puchero mirándome. — Sabes que te puedes venir conmigo.

— ¿Que hago yo ahí Darla? Comer salchichas Frankfurt nada más — ese comentario logró sacarme una sonrisa.

— Dime al menos que volverás...

— Claro que sí amor, no me olvidaré de que tengo un novio perdido en Latinoamérica — me besó la frente y me acoplé entre sus brazos en un abrazo cálido.

— No sé que voy a hacer sin ti Darla — susurró en mi oído.

— Cuidar mucho de Spot y echarme de menos.

— ¿No te lo llevas? — preguntó apartándose y mirándome.

— No — reí. — Te tocará hacer de mamá y de papá — su cara de horror me hizo gracia y le robé un beso.

A pesar de las cosas que tendría que dejar atrás, la decisión ya estaba tomada.

si te vas; truenoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz