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D A R L A

Al día siguiente por la mañana seguí mi rutina rigurosamente: me levanté, me duché, me vestí y desayuné con mi taza de café revisando el correo. Estaba leyendo los mensajes de la bandeja de entrada, me paré en uno el cual el asunto decía cuarto aniversario de Freie Presse. Pasé de el al saber el contenido que me encontraría y continúe con mi revisión.

Después de acabarme el café lo dejé en el fregadero y volví a la mesa para guardar las cosas cuando una llamada proveniente de Mateo se hizo presente
¿Qué hace despierto? Allí deben ser las cuatro de la madrugada.

Tomé asiento de nuevo y aceptando la llamada observé la cara de mi novio en la pantalla.

— Buenos días nena.

Por su voz sabía que estaba cansado.

— Hola amor, ¿qué haces despierto?

— Recién llego del estudio y se me ocurrió llamarte ya que llevaba días sin oír tu voz... ¿Cómo estás?

Por diferentes circunstancias estos días no hemos podido hablar todo lo que nos hubiera gustado, ya sea por el horario o simplemente porque estábamos ocupados.

— Bien ahora que estoy hablando contigo — su sonrisa se ensanchó ocasionando que sus ojos se achinaran e hice una foto mental de esa imagen.

— Yo también estaría así si veo a esta hermosura nada más empezar el día.

Puse los ojos en blanco y le pregunté sobre sus proyectos musicales. Hacía poco que terminó su disco y me contó que ahora estaba centrado en hacer temas sueltos hasta que se decidiera a sacar un segundo álbum, que estaba segura de que tarde o temprano lo haría.

— Te extraño mucho Guppy — soltó después de unos segundos de silencio. — Y el gato también.

— Yo también les echo mucho de menos — dije suspirando.

— Aún queda mucho hasta que nos volvamos a ver, no sé si seré capaz de esperar tanto sin coger un avión y plantarme en tu casa.

Sonreí ante la idea porque le veía capaz de hacerlo.

— De hecho no hará falta.

Mateo elevo la vista y la clavó en mi, a pesar de que fuera una videollamada sentí el calor que trasmitía.

— ¿No? — dijo confundido.

— No — sonreí. — El mes que viene estaré a Argentina.

— ¿En serio? ¿Para siempre? Bueno, eso da igual... ¡Vas a volver! — me reí ante su entusiasmo mientras Mateo salía disparado a no sé dónde para luego volver con Spot en la mano. — ¿Lo escuchaste? ¡Mami va a volver! — el gato giró su cabecita hacia la cámara y yo le saludé con emoción.

— ¿Y a qué se debe que adelantes la visita? ¿Tanto me echas de menos?

— Aparte de eso, tengo que asistir a la fiesta del aniversario de la empresa.

— ¿No se celebra allí en Alemania?

— Se supone, pero mi padre decidió que este año sea diferente.

— Por mi perfecto, me muero por verte.

Hice un puchero ante sus palabras y me acordé de la propuesta de mi padre, cosa que me cambió la expresión.

— Hay algo más.

— ¿El qué? — me miró interesado.

— Tengo que asistir a esa dichosa fiesta con mi jefe como acompañante.

El silencio se hizo presente mientras el entrecejo de Mateo se fruncía a más no poder.

— ¿Con Erik?

— Derek — corregí.

— ¿El pibe que se come con los ojos a mi novia? ¿Ese?

Mateo y Derek se conocieron en una cena que organizó mi familia en la que invitaron a gran parte de sus amigos, entre ellos mi jefe, y por lo fuera no hicieron buenas migas. Ese fue el motivo por el que no le dije a Mateo que iba a ser mi superior hasta que llegué a Alemania, para poder tener esa ridícula discusión a miles de kilómetros de distancia.

— No empieces, por favor.

— Como no tu padre debe estar detrás de todo esto.

No dije nada, de poco serviría negar lo evidente.

— Tengo que ir por el bien de la empresa, no les puedo dejar colgados.

— ¿Por el bien de la empresa o de tu padre?

— De los dos. ¿Podrías hacer el esfuerzo de entender mi posición?

— Claro que entiendo que tu padre intente ocultarme de los demás porque cree que no soy suficiente para ti. Claro que comprendo que utilice a su gran amigo para suplir ese puesto de novio perfecto y que tú apoyes la decisión. ¿Cómo no lo voy a entender?

Suspiré sin saber cómo explicárselo y mis ojos conectaron con el reloj, si no me iba ya llegaría tarde.

— ¿Podemos hablar de esto luego? Debo irme a trabajar.

— Adiós Darla.

Miré la pantalla mientras la llamada se cortaba, ni un te quiero o pasa un bien día, nada. Guardé las cosas distraída en mis pensamientos y puse rumbo hacia el trabajo.

si te vas; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora