capítulo 36

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Naruto no había formado nunca parte de un grupo tan extraño. Crookshanks bajaba las escaleras en cabeza de la comitiva. Lupin, Pettigrew y Ron lo seguían, como si participaran en una carrera. Detrás iba el profesor Snape, flotando de manera fantasmal, tocando cada peldaño con los dedos de los pies y sostenido en el aire por su propia varita, con la que Sirius le apuntaba. Naruto, Harry y Hermione cerraban la marcha.

Fue difícil volver a entrar en el túnel. Lupin, Pettigrew y Ron tuvieron que
ladearse para conseguirlo. Lupin seguía apuntando a Pettigrew con su varita. Naruto los veía avanzar de lado, poco a poco, en hilera. Crookshanks seguía en cabeza.

Naruto iba inmediatamente detrás de Sirius, que continuaba dirigiendo a Snape con la varita. Éste, de vez en cuando, se golpeaba la cabeza en el techo, y naruto tuvo la impresión de que Sirius no hacía nada por evitarlo.

—¿Saben lo que significa entregar a Pettigrew? —le dijo Sirius a Harry y a naruto bruscamente, mientras avanzaban por el túnel.

—Que tú quedarás libre —respondió Harry

—Sí... —dijo Sirius—. No sé si te lo ha dicho alguien, pero yo también soy tu padrino.

—Sí, ya lo sabía —respondió Harry

—Bueno, tus padres me nombraron tutor tuyo —dijo Sirius solemnemente. Miro de reojo a naruto—. Los tuyos también, por si les sucedía algo a ellos... —Harry y naruto esperaron. ¿Quería decir Sirius lo que ellos se imaginaban?— Por supuesto —prosiguió Black—, comprendo que prefieras seguir con tus tíos. O que quisieras seguir en el orfanato. Pero... medítenlo. Cuando mi
nombre quede limpio... si quisieran cambiar de casa...

A naruto se le encogió el estómago.

—¿Qué? ¿Vivir contigo? —preguntó Harry, golpeándose accidentalmente la cabeza contra una piedra que sobresalía del techo—. ¿Abandonar a los Dursley?

—Claro, ya me imaginaba que no querrías —dijo inmediatamente Sirius—. Lo comprendo. Sólo pensaba que...

—Pero ¿qué dices? —exclamó Harry; con voz tan chirriante como la de Sirius—. ¡Por supuesto que quiero abandonar a los Dursley! ¿Tienes casa? ¿Cuándo me puedo mudar?

Sirius se volvió hacia él. La cabeza de Snape rascó el techo, pero a Sirius no le importó.

—¿Quieres? ¿Lo dices en serio?

—¡Sí, muy en serio!

Miro a naruto

—cualquier cosa será mejor que el orfanato...

En el rostro demacrado de Sirius se dibujó la primera sonrisa auténtica que naruto había visto en él. La diferencia era asombrosa, como si una persona diez años más joven se perfilase bajo la máscara del consumido.

No volvieron a hablar hasta que llegaron al final del túnel. Crookshanks salió el primero, disparado. Evidentemente había apretado con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin, Pettigrew y Ron salieron sin que se produjera ningún rumor de ramas enfurecidas.

Sirius hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a naruto, a Harry y a Hermione. No quedó nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única luz venía de las ventanas distantes del castillo.

Sin decir una palabra, emprendieron el camino. Pettigrew seguía jadeando y gimiendo de vez en cuando

—Un paso en falso, Peter; y... —dijo Lupin delante de ellos, amenazador; apuntando con la varita al pecho de Pettigrew. Atravesaron los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho.

El HerederoWhere stories live. Discover now