3- El celo

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Después de una larga noche repleta de insomnio y pesadillas que lo levantaban constantemente, Keigo, abrió los ojos y lo único que pudo percibir fue la luz del sol entrar por sus ojos y como consecuencia un gran dolor de cabeza.

-Mierda- insultó agarrándose la cabeza- Como odio ser un omega- dijo mirando hacia el techo.

Él tenía la costumbre de enfermarse un día antes de su celo, esta pequeña "gripe" solo le duraba un día, pero para Keigo parecía el infierno mismo. Dolores de cabeza, panza, fiebre, cansancio extremo y unas inmensas ganas de tirarse por el balcón eran algunos de los síntomas que padecía durante este pequeño evento.

Con mucha dificultad agarró su teléfono y se fijó la hora- Mierda- volvió a insultar, pues ya eran las 14:00pm del día viernes lo que significa que se perdió las clases de la mañana- ¡Ay dios!- gruñó enojado. Se levantó de la cama con un humor de aquellos, fue al baño y lo primero que hizo al entrar fue golpearse el dedo del pie con el marco de la puerta- ¡Auuu!- aulló de dolor, cualquiera que no supiera lo que estaba aconteciendo pensaría que se trataba de un lobo encerrado en una habitación. Y así pasó el mediodía, del orto, hasta que llegó la tarde donde lo único que hizo fue trabajar, pero uno pensaría que nada puede empeorar, bueno les digo algo... Todo va a empeorar siempre que se pueda.

Su celular sonó, era su jefe más conocido como Enji Todoroki- ¿Hola?- dijo Keigo tembloroso al contestar.

-Hola Keigo- respondió Enji- Te tengo que pedir varios favores, pero antes quiero saber si, ¿ya entregaste los pedidos que te pedí?- preguntó serio.

-S..si- respondió tartamudeando- Todo lo que usted ordenó se realizó.

-Bien, eso me gusta de ti- ese cumplido hizo que su corazón se acelere- Eres rápido y conciso.

-Gra..gracias- aceptó el cumplido- ¿Cuál eran esos favores jefe?

-La señorita Martinez dio positivo en coronavirus, por lo cual está internada, vas a tener que realizar sus trabajos inconclusos y entregarlos antes del lunes- Keigo quedó estupefacto.

-Pe...pero señor

-Nada de peros- dijo con un tono más serio- Recibirás el doble de sueldo así que alégrate, estaremos en contacto- la llamada finalizó y recibió varias notificaciones al celular.

-¡20 trabajos!- gritó sorprendido- Ehh pero a la amiga esta le pagan para calentar silla, ¿o qué?- su enojó pasó a ser hacia la chica que estaba internada y en parte a su jefe, aunque a este último por alguna razón no le puede reprochar nada.

Salió hacia al balcón y se sentó en el piso, con las rodillas en el pecho, necesitaba un poco el aire fresco- ¿Estás bien?- escuchó una voz conocida.

Giró la cabeza para ver de dónde provenía la pregunta y definitivamente de su vecino, el chico atractivo de pelo rojo- Si, un poco cansado- soltó una sonrisa para parecer carismático.

-Pues yo creo que, por tus gritos y enojos de hoy, no sé si estarás muy bien- soltó el chico mirándolo mientras fumaba un cigarro.

Keigo se levantó del piso- ¿Cómo sabes eso?- preguntó confundido

-Las paredes son mas delgadas de lo que parecen- habló este- ¿Quieres?- le ofreció un cigarrillo.

Keigo dudó unos segundos en tomar una decisión, pero al fin y al cabo la tomó- Ok gracias- dijo tomando uno, luego el chico se lo encendió con un encendedor.

-¿Quieres hablarlo o solo quieres fumar tranquilo?- dijo este dándole una pitada a su pucho.

-No lo sé- dijo el rubio dándole una pitada al suyo- No es nada grave, solo un día de mierda- contestó.

-Ni que me lo digas- habló el pelirrojo y ambos se quedaron en silencio.

-Keigo- dijo el más bajo- Mi nombre es Keigo.

-Toya- respondió el otro con una sonrisa- Disculpa si esto suena un poco fuera de lugar, pero ¿no tienes supresores?- preguntó el un poco avergonzado.

-¿Qué?- Keigo estaba confundido, hasta que el mismo sintió el olor, el celo había llegado antes de tiempo- Mierda, ya vuelvo- dijo el, pero sintió un brazo agarrarlo.

-Lo siento no puedo controlarlo, ya hace varias semanas que no tengo relaciones- lo acercó a él, cabe aclarar que el balcón solo está divido por una valla de metal que se puede saltar tranquilamente.

El calor en Keigo aumentó demasiado, el hecho de que un alfa imponga autoritarismo lo volvía débil ante cualquier petición- E...espera- trató de escapar, pero Toya unió sus labios en un apasionado beso, en ese momento Keigo supo que valió verga.

Encuarentena2 (DabiHawks) -Omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora